miércoles, 29 de mayo de 2019

LA LEGIO II TRAIANA FORTIS en CALAFELL. (Grupo de recreación histórica Barcino Oriens)


Esta formación es un equites repellite que se realizaba, como se puede intuir por el nombre, para repeler o hacer parar un ataque de caballería. Desde el punto de vista de los caballos sería un muro infranqueable por lo que detendrían su avance.



Esta otra es un ad orbem, que se ordenaba en situaciones desesperadas pues toda la tropa envuelve, en círculo, a las insignias de la unidad, en especial al águila, para que estas no sean tomadas por el enemigo. También, ¿cómo no?, protegen en el interior del circulo a sus oficiales.




Foto de un cornicen u hombre que porta el cornu (tuba curva), este instrumento era usado normalmente en las legiones para comunicar las órdenes a las tropas en batalla.




Detalle del gladius de un centurión. Como se puede observar los oficiales portaban su arma a la izquierda, al contrario que los legionarios que lo llevaban a la derecha. ¿Quizás no tenían tanta premura al sacarlo de la vaina?
Los legionarios no se podían permitir ese tiempo; además, estos tenían el escudo en la mano zurda con lo cual seria imposible sacar la espada si te estás protegiendo.




Legionarios desfilando por las calles de Calafell a paso militar (cum passu militari) , es decir marcando la marcha en cada paso. En esta instantánea también se puede observar al fondo la vitis del centurión. Una vara de vid que utilizaba para disciplinar a los legionarios.




El optio, segundo al mando de la centuria, con su vara de mando o hastile (vara de más o menos 1,5m de altura acabada en un pomo). No sé qué ha pasado pero… ¿Ha perdido las plumas? (el optio solía llevar una en cada lado del casco).




Los hombres preparándose para la marcha. El centurión (de espaldas en esta foto) controlando todo lo que sucede presto a comunicar al optio cualquier orden o rectificar (o disciplinar) a cualquier legionario poco diligente.




Por último podemos ver legionarios en ataque. Una instantánea de la explicación de la panoplia y de las órdenes de combate durante la representación histórica del grupo Barcino Oriens en el 1r Mercat Romà de Calafell (1er Mercado Romano de Calafell).


jueves, 23 de mayo de 2019

VIDA COTIDIANA: CARTAS DE MILITARES Y CIVILES

TEXTO 1

Augusto había prohibido el matrimonio de los legionarios mientras estuviesen en servicio, aunque la realidad es que con el tiempo estos se unían a mujeres de una manera estable y concebían hijos. En los papiros se documentan suficientes casos como para pensar que no era una casuística excepcional y que este hecho era bastante normal. Estos desajustes entre el Derecho y la realidad (la realidad va siempre por delante del Derecho) justifican la norma de Hadriano —una epístola del 4 de agosto de 119—, donde se reconocía el derecho de los hijos habidos en tales matrimonios de reclamar los bienes del padre militar fallecido.

Copia de la traducción ... de la carta del Emperador, que se publicó en el año 3 de Trajano Hadriano Augusto, en el consulado de Publio Elio y Rústico ... , en los cuarteles de invierno de la legión III Cyrenaica y de la legión XXII Deiotariana la víspera de las nonas de agosto, es decir Mesaré, en la plaza de armas. Ya sé, amigo Ramnio (prefecto), que los hijos habidos durante el servicio militar no pueden heredar de sus padres, y esto no parecía demasiado severo, ya que aquellos habían infringido la disciplina militar. Pero yo aprovecho gustoso las ocasiones de interpretar más humanamente lo que fue estatuido con más rigor por los emperadores que me precedieron. Por lo cual, dispongo que, a pesar de no ser legítimos los hijos habidos durante el servicio militar, también ellos, a pesar de eso, puedan reclamar la posesión hereditaria por aquella disposición del edicto en la que se concede a los cognados, según su grado. Es aconsejable que comuniques públicamente este beneficio mío a mis soldados y a los veteranos, no para que parezca que yo reconozco su derecho, sino para que se acojan a él si no lo sabían.

(
Traducción de D'ORS 1948, 198-199; PHANG 2001, 38-39)



FOTO 1


TEXTO 2


P.Mich. VIII, 464; WHITE 1986, nº 101; BAGNALL y CRJBIORE 2006, 347-348. Documento hallado en Karanis; conservado en El Cairo (Egyptian Museum, Michigan inv. 6001). Datación: 99 d. C.

Una mujer llamada Apolonous, escribe al soldado Julio Terentiano sobre el estado de sus hijos, informándole, que estos van a la escuela. También le tranquiliza con el hecho de que la cosecha ha sido provechosa, entre otras curiosidades.

Apollonous a su hermano Terentiano, saludos y, ante todo, buena salud. Quiero que sepas que desde que te escribí la última vez sobre mis asuntos, estoy bien, pues... que la renta en especie y toda la semilla estará totalmente disponible. Y no te preocupes por los niños: están guapos y asisten a las clases de una profesora . Y con respecto a tus campos, he perdonado a tu hermano 2 artabas (1 artaba=0,98l.) de renta, de modo que he recibido de él 8 artabas de trigo y 6 artabas de semillas de hortalizas. No te preocupes por nosotros, y cuídate tú. Me dijo Termouthas que te has comprado un par de cinturones; me alegro mucho. Y con respecto a los olivares, ¡qué buenos frutos están dando hasta ahora! Que el favor de los dioses te guíe cuando puedas volver. Deseo que cuides tu salud, y te mandan saludos tus hijos y tu familia. Adiós.

Año 2 del emperador César Nerva Trajano Augusto Germánico, día 20 de Phamenoth.


(Dirección al dorso): Entregar a Julio Terenciano, soldado.


TEXTO 3 


Texto completo en: P.Mich. VIII 473 (sólo texto griego); BAGNAll y CRIBJORE 2006, 136-137 (sólo traducción inglesa); PEREA YÉBENES 2006, carta 10.


Estos mismos autores de la carta anterior se remiten otro texto de cómo la ropa militar era llevada desde los pueblos hasta los campamentos. Se puede ver en muchos de estos textos que los soldados que iban y venían hacían de transmisión de información y de mercancías entre los dos mundos: el militar y el civil.

Compré tres minas de tela y los envié. No tengo la culpa de que no se las entregara al soldado Metelo. Quiero que le escribas sobre esto a nuestro amigo; y que entregue la mercancía inmediatamente. Estoy muy molesto con el asunto, ya que me preocupé de enviarte la túnica este año. No pude enviarla el año pasado, sino que la mandé al asistente Kabin.


TEXTO 4

P. Bingen 74; BAGNALL y CRIBIORE 2006, 367 (traducción). Posible lugar de redacción: Alejandría. Procedencia del documento: desconocida. Localización del papiro: Ann Arbor, University of Michigan Library, Papyrus Collection, inv. 3241. Siglo II d. C. (después de 130).

En este caso se trata el tema militar de una manera tangencial, cuando dice que un tal Antonio aún no se ha alistado al ejercito.

Herais a su hermana Lucrecia, saludos. Ante todo deseo que goces de buena salud y que tus hijos estén fuera de peligro. Mis hijos también están sanos; antes hice plegarias por ti ante nuestro Señor Serapis. No te preocupes por Antonio. Todavía no se ha alistado en el ejército. Te informo de que todos los que viven en Egipto están bajo la autoridad del epistrategos. Cuando salgas de viaje hacia Antinoopolís, escríbeme al mismo tiempo, para que pueda ir a verte. Pero si tú no vas, escríbeme de todos modos para no ir allí inútilmente. Cuando llegó río arriba me entero de que Eros está en prisión, y me fui a ver a tu hermano. Por mucho que le insistí, no quería ponerlo en libertad, pero dijo: "Si quiere ir río arriba, deberá pagar una cuota para los huérfanos». Al cuarto día de haber llegado a la ciudad, también acudió Nefotiano. Escríbeme si Peetesis el barquero te ha entregado la púrpura. Saluda a Lucrecia, a Eutico y a Apfis y a Apolonia. Antonio, Koprous y Nefotiano te mandan saludos.
(Dirección): Entregar a Lucrecia de parte de Herais.

FOTO 2

TEXTO 5

BGU III, 827; BAGNALL y CRIBIORE 2006,305-306. Carta escrita en Pelusio y dirigida, posiblemente, a algún lugar de Fayum, pues fue encontrada en el nomo Arsinoite. El documento se conserva en Berlín (Staatliche Museen, Papyrussammlung, P. 7150). Datación: Siglos II-III d. C.

La carta, fechada en el siglo II o III, está dirigida por una mujer llamada Zoe a su hermano. En el texto vemos que la mujer se encuentra con su tutor. Esto nos indica las carencias de derechos jurídicos de la mujer romana en Egipto que, igual que en el derecho romano general, carece de autonomía jurídica de obrar por sí misma por razón de sexo•

Zoe a su hermano Apolinario, saludos. (Hago) reverencia en tu nombre ante Zeus Kasios. Quiero que sepas que me he encontrado con la mujer de Acharis y le di todo el material escrito, y estoy esperando recibir el mío, así como emprender el negocio que hasta ahora he dudado hacer con Gemelos, para cobrar. La he encontrado con su tutor, pero dicen que eso ... a través del episfrafegos, porque tú puedes ... del episfrafegos, y me escribes. Todavía no he conseguido el dinero del tutor. Si veo que no pasa nada, me voy. Mira, esta es la tercera carta que te escribo. Cuida de mi casa, de sacudir la lana y la ropa. He estado enfermo desde que llegué a Pelusio. Sereno te saluda; Petronio y su hermana y Hermíone te mandan saludos. Saluda a Caritous y a su hermana legal. Adiós.

(Dirección): Entregar a Apolinario de parte de Petronio el dromadarius, de Pelusio.

domingo, 12 de mayo de 2019

LEMURIA (DÍAS 9 a 13 de MAYO)


Cuando la noche estaba mediada y esta invitaba al sueño, cuando ya han callado los perros y junto a ellos todas las aves del cielo, el pater familias se levantaba, a oscuras, de su catre y se lavaba las manos puras con aguas de una fuente. Caminando descalzo y sin ningún nudo en los ropajes que cubrían su cuerpo avanzaba haciendo el gesto de la higa (dedo pulgar entre el índice y el anular, que aleja la mala suerte y atrae la buena fortuna). Su esperanza era que los lémures, espíritus atormentados que podían vagar por su domus, no le hostigaran. Durante las lemuria estas almas salían del inframundo y vagaban libres. Todo el afán del buen pater familias era la de expulsarlos de su casa y evitar que los lémures lo dañaran a él o a los suyos.

Así pues caminando, sin darse la vuelta, en negra noche y con los pies desnudos recitaba lo siguiente:

HAEC EGO MITTO, HIS REDIMO MEQUE MEOSQUE FABIS.
HAEC EGO MITTO, HIS REDIMO MEQUE MEOSQUE FABIS.
HAEC EGO MITTO, HIS REDIMO MEQUE MEOSQUE FABIS.
HAEC EGO MITTO, HIS REDIMO MEQUE MEOSQUE FABIS.
HAEC EGO MITTO, HIS REDIMO MEQUE MEOSQUE FABIS.
HAEC EGO MITTO, HIS REDIMO MEQUE MEOSQUE FABIS.
HAEC EGO MITTO, HIS REDIMO MEQUE MEOSQUE FABIS.
HAEC EGO MITTO, HIS REDIMO MEQUE MEOSQUE FABIS.
HAEC EGO MITTO, HIS REDIMO MEQUE MEOSQUE FABIS.
(Lanzo estas habas y con ellas me salvo a mí y a los míos).

Foto 1

Con cada una de estas frases tiraba unas habas negras a su espalda. Los espíritus las recogían y las comían. Las habas eran símbolos de fertilidad y se las consideraba un sustituto de las almas que podían querer despojar los lémures. Tras eso y haciendo sonar, cada vez, un objeto de bronce, repetía:

MANES EXITE PATERNI. (Cling).
MANES EXITE PATERNI. (Cling).
MANES EXITE PATERNI. (Cling).
MANES EXITE PATERNI. (Cling).
MANES EXITE PATERNI. (Cling).
MANES EXITE PATERNI. (Cling).
MANES EXITE PATERNI. (Cling).
MANES EXITE PATERNI. (Cling).
MANES EXITE PATERNI. (Cling).
(Salid, espíritus de mis antepasados).


Tras eso el máximo responsable de la familia se daba la vuelta. En la más profunda oscuridad se giraba con la esperanza que las almas vagantes hubieran abandonado su hogar y hubieran vuelto al inframundo. Todo padre de familia que realizaba correctamente el rito conseguía lo deseado, los espíritus esperarían una nueva oportunidad el año siguiente. Los días 10 y 12 no eran propicios para este ritual pues los romanos creían que los números pares traían mala suerte y no era cuestión de sumar más desgracias a esos días sombríos.

Foto 2
Según Ovidio en Fastos, tras enterrar los restos de Remo, los ciudadanos romanos, entristecidos, marcharon a sus casas a descansar en sus lechos. Una vez allí a alguno de ellos les pareció que la sombra ensangrentada del gemelo del rey de Roma se sentaba junto a ellos y que con pesar en la voz les dirigía estas palabras:

«Aquí me tenéis, a mí, que era la mitad, la justa mitad de vuestros desvelos; ¡mirad cómo estoy, tan distinto de cómo era hace poco! Si los pájaros me hubiesen asignado el reino, yo hubiera podido ser el más grande de mi pueblo; ahora soy una sombra vana escapada de las llamas de la pira: ¿ésta es la imagen que ha quedado de aquel Remo que fui! ¡Ay!, ¿dónde está mi padre Marte? Si es que vosotros habéis dicho la verdad y él nos proporcionó las ubres de la loba cuando estábamos abandonados. ¡Oh, cuanto más generosa fue ella! Despiadado Celer (según Ovidio Celer fue el que mató a Remo), ojalá rindas por herida tu alma cruel y desciendas a la tierra ensangrentada igual que yo. Mi hermano no había querido esto, él me tiene amor, yo le correspondo; dio sus lágrimas a los Manes, que es lo que podía. Pedid vosotros a él, por vuestras lágrimas, por la nutrición que me dispensasteis, que señale en mi honor la celebración de este día».

Los ciudadanos contaron a Rómulo las palabras de su hermano, este hizo caso y llamó Remuria a estos días. Estos en los que se cumple con el deber para con los antepasados. La primera letra seca, primera del nombre del gemelo del primer rey de Roma, fue cambiada a lo largo del tiempo en una más suave. Luego llamaron lémures a las almas de los silenciosos. Éste es el sentido del nombre. 



¿Os imagináis que el pater familias no hubiera hecho correctamente el rito y al mirar atrás, entre la segunda y la tercera vigilia —cuando la noche es más oscura—, uno de esos lémures le intentara arrancar con sus manos su ya perdida alma?

Por si acaso, repetid conmigo: MANES EXITE PATERNIS


miércoles, 8 de mayo de 2019

SOBRE MUERTES INSÓLITAS


La condición de la vida de un hombre tiene mucho que ver con el primer y el último día de su existencia, porque es sumamente importante bajo qué auspicios se comienza y de qué manera se acaba. De ahí que, al fin y a la postre, juzguemos que ha sido feliz aquél que tuvo la suerte de ver la luz con buenos augurios y morir apaciblemente. En cuanto al período intermedio de nuestra existencia, es la fortuna la que maneja el timón, efectuando una travesía a veces agitada, a veces tranquila. Sin embargo, su duración siempre defrauda nuestras esperanzas, ya que, o bien se prolonga merced a nuestros apasionados deseos, o bien se consume casi sin motivo.

Foto 1
Y es que, si uno quiere aprovechar bien su vida, por muy corta que sea, puede hacer que parezca mucho más larga, superando el número de los años vividos con una gran cantidad de obras. Porque, ¿qué importancia tiene gozar de una vida ociosa, si más que saborear la vida la dejas pasar? Pero, para no salirme de la cuestión, me referiré a aquéllos que murieron de una muerte nada corriente.

Tulo Hostilio (640 a.C.), el tercer rey de Roma, fulminado por un rayo, ardió con toda su casa. Una manera singular de morir, pues ocurrió que este eminente personaje de la ciudad pereciera en ella, sin que los ciudadanos pudiesen siquiera tributarle sus últimos honores. La llama del cielo lo rebajó a la situación de que su propio hogar y su palacio se convirtiesen en su hoguera y su sepulcro.

Es casi inverosímil que la alegría pueda tener la misma capacidad que posee un rayo para arrebatar la vida; y, sin embargo, la tiene. Después que se anunció la catástrofe acaecida junto al lago Trasimeno (segunda guerra Púnica), una madre se encontró junto a las puertas de la ciudad a su hijo superviviente, y murió mientras lo abrazaba. Otra estaba en su casa, desolada por la falsa noticia de la muerte de su hijo, y nada más verlo regresar, perdió la vida. ¡Qué insólita forma de fatalidad! Ellas que habían soportado el dolor, murieron de alegría. Pero no me extraña, tratándose de mujeres.

El cónsul Manio Juvencio Talna, colega de Tiberio Graco, cónsul por segunda vez, acababa de someter Córcega y se disponía a realizar un sacrificio, cuando recibió una carta anunciándole que el senado había decretado en su honor acciones de gracias a los dioses. Cuando leía atentamente la misiva, se le nubló la vista y, cayendo delante del altar, quedó muerto en el suelo. ¿Qué otra cosa podemos decir de él, sino que murió de una alegría excesiva? ¡He aquí, a quien se le podía haber confiado la destrucción de Numancia o Cartago! ". Manio Juvencio Talna fue tribuno en 170 a. C., pretor en 167 y cónsul en 163, junto a Tiberio Sempronio Graco, el padre de los Gracos.

En ese mismo desdichado momento de la república, Lucio Cornelio Mérula, antiguo cónsul y flamen de Júpiter, con tal de no convertirse en objeto de burla para los insolentes vencedores, se encerró en el santuario del dios y se abrió las venas. Así fue como logró eludir la notificación de una muerte humillante. Aquellos antiquísimos altares se empaparon de la sangre de su propio sacerdote.

También Herennio Sículo perdió su vida de forma audaz y denodada. Había sido arúspice y amigo de Gayo Graco. Es más, cuando por este preciso motivo era conducido hasta la cárcel, estrelló su cabeza contra la puerta, se desplomó y perdió la vida en el mismo instante en que daba comienzo su infame condena. Así fue como se adelantó un momento a la ejecución pública y a la mano del verdugo.


Foto 2

Una violencia similar tuvo la muerte de Gayo Licinio Macro, antiguo pretor y padre de Calvo. Había sido acusado de concusión, y mientras se efectuaba el escrutinio de los votos, se subió al balcón de Menios ( un balcón que daba al foro). Cuando vio que Marco Cicerón, a la sazón presidente del tribunal, se despojaba de la pretexta, envió a uno para que le comunicara que no moría como condenado, sino como reo, por lo que sus bienes no podían ser subastados. Y sin más, cogió el pañuelo que casualmente llevaba en su mano, y estrechó su boca y su garganta hasta ahogar su respiración: con su muerte se anticipó al castigo. En cuanto Cicerón se enteró de la noticia, no quiso dictar sentencia. Y fue así, por la irregular muerte de su padre, como un orador de enorme talento pudo librarse a un tiempo de una posible penuria y del oprobio de una condena dentro de su propia familia. (Gayo Licinio Macro, tribuno en 73 a. C., pretor en 68, acusado de concusión en 66. Su hijo, Gayo Licinio Calvo, fue un célebre orador y poeta, amigo de Catulo).

Fue valiente la muerte del anterior; la de los siguientes es realmente ridícula. Cornelio Galo, antiguo pretor, y Tito Etereyo, caballero romano, murieron mientras practicaban el sexo. Aunque, ¿de qué sirve burlarse de quienes encontraron su muerte no en los placeres carnales sino en la fragilidad humana? El final de nuestra vida está expuesto a múltiples e inciertas vicisitudes, y con frecuencia consideramos que nuestra muerte se debe a unas causas que nada tienen que ver, pues en el momento mismo de morir confluyen muchas circunstancias que no tienen por qué provocar la muerte.


viernes, 3 de mayo de 2019

PARTOS PRODIGIOSOS, TRILLIZOS, GEMELOS Y PREDECESORES DE DESGRACIAS. (Plinio el Viejo y su Historia Natural).


«El nacimiento de trillizos está confirmado por el ejemplo de los Horacios y los Curiacios (los tres hermanos Horacios, de Roma, se enfrentaron con los Curiacios, de Alba Longa, y los derrotaron). Por encima de prodigiosos ese número, se tiene entre los hechos extraordinarios, excepto en Egipto, donde el beber agua del río Nilo produce fertilidad. Más cerca, en los últimos días del Divino Augusto, una tal Fausta, plebeya de Ostia, al dar a luz a dos niños y otras tantas niñas, presagió sin duda el hambre que vino a continuación. Se informa también que, en el Peloponeso, una mujer dio a luz cuatro veces quintillizos, y que la mayoría de todos sus partos vivió. Afirma Trogo (historiador de la época de Augusto) que, en Egipto, incluso de un solo vientre, nacen siete al mismo tiempo.»

Foto 1
Plinio nos cuenta que Pompeyo Magno adornó su magnífico teatro con trabajos de famosos artistas, entre estos grabados se lee que, en Tralles, Eutíquide fue depositada en la pira funeraria por veinte hijos, después de haber tenido treinta partos. Como dato curioso dice que el emperador Claudio aseguró que en Tesalia un hipocentauro murió el mismo día de su nacimiento, y que en sus tiempos se conservaba uno de ellos en miel que le habían traído de Egipto. En su escrito de la historia natural nos indica que algunos partos indican desgracias, sirva como ejemplo que al iniciarse la guerra mársica (la Guerra Social, 91-88 a. C.), una esclava parió una culebra. Entre otros está, también, el de un recién nacido de Sagunto que, el año en que la ciudad fue destruida por Aníbal, volvió al vientre de su madre nada más nacer (La destrucción de Sagunto tuvo lugar el 218 a. C. Son muy numerosos los prodigios que se relacionan con las Guerras Púnicas).

Plinio dice que la transformación de mujer en hombre no es cosa de mitos. Encontramos en los Anales que, en Casino, durante el consulado de Publio Licinio Craso y Gayo Casio Longino (171 a.C.), hubo un caso de muchacha bajo la potestad paterna, que se convirtió en niño, y por orden de los arúspices fue deportado a una isla desierta.

«En los partos de gemelos pocas veces sobreviven tanto la madre como los hijos, a no ser que viva uno solo; y si son de distinto sexo, es todavía menos frecuente que sobrevivan los dos. Las niñas nacen más rápidamente que los niños, del mismo modo que envejecen más rápidamente. En el vientre de la madre, los niños se mueven más y se llevan casi siempre en la parte derecha, las niñas en la izquierda.»

Entendamos en esta cita el prejuicio de esa época hacia las mujeres, los niños se mueven más pues son más fuertes y están a la derecha y no a la izquierda. Este último lado no era bien visto hasta hace bien poco.

Según el autor los demás seres vivos tienen un tiempo determinado para la gestación y para el parto. Los humanos nacemos durante todo el año y con una cierta flexibilidad en el tiempo de gestación: siete, ocho o incluso se había oído que once meses.

«Antes del séptimo mes nunca es viable. En el séptimo mes tampoco nacen, a no ser que hayan sido concebidos la víspera o al día siguiente del plenilunio, o en el interlunio. Según la tradición, en Egipto se nace en el octavo mes y, ciertamente, tales partos son viables ya incluso en Italia, contra la opinión de los antiguos. Esto varía de muchos modos. Vistilia, esposa de Glicio y, después, de Pomponio y Órfito, ciudadanos muy ilustres, tuvo de ellos cuatro hijos, siempre en el séptimo mes; dio a luz a Suilio Rufo en el undécimo, a Corbulón, en el séptimo, ambos cónsules, y después a Cesonia, esposa del príncipe Gayo, en el octavo. Para los que nacen dentro de estos meses, el mayor peligro es hasta los cuarenta días; en cambio, para las embarazadas, el peligro está en los meses cuarto y octavo y, en ellos, los abortos son mortales.»

Plinio asegura que en cuanto se concibe un varón las mujeres tienen dolores de cabeza, vértigos, mareos, repugnancia a según qué comidas y náuseas, y que la gestación de un niño da mejor color de piel y un parto más fácil. Indica que el bebé se moverá a los cuarenta días. Todo lo contrario si es una niña: peso insoportable, hinchazones en las piernas y en la ingle y que los movimientos se realizaran a partir de los noventa días.

Por último unas consideraciones por parte del autor de Historia Natural:

«La mayor debilidad, cualquiera que sea el sexo, se produce al brotar el pelo en el feto y en el plenilunio; ese tiempo perjudica mucho a los recién nacidos y, sobre todo, a los niños pequeños, Y hasta tal punto repercute en las embarazadas la manera de andar y todo lo que se pueda decir, que, las que toman comidas demasiado saladas, dan a luz a niños que no tienen uñas y, si respiran, paren con más dificultad. Un bostezo durante el parto es mortal, así como es abortivo haber estornudado después del coito.»

Foto 2
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Escrito por Ángel Portillo.


Fuente: Historia Natural de Plinio El Viejo.

Foto1: Plinio el Joven y su madre en Miseno, en donde se observa al sobrino de Plinio el Viejo registrando los acontecimientos que rodearon la erupción del Vesuvio (grabado coloreado por Thomas Burke según la pintura de 1785 de Angelica Kauffmann). Dominio público.

Foto 2: grabado dominio público portal Pixbay.


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Miembro del grupo de recreación historica Barcino Oriens. (Legio II Traiana Fortis) y Miembro de Divulgadores de la Historia.












Historia Natural de Plinio El Viejo.