domingo, 29 de diciembre de 2019

VIDA COTIDIANA: SOBRE LA MAGIA Y EL MAL DE OJO EN LA ANTIGUA ROMA.



La magia es un conjunto de prácticas cuya finalidad es conseguir algo extraordinario o sobrenatural. Según dice Julio Caro Baroja (Las brujas y su mundo), sobre este concepto: “las acciones que son respuesta a la sensación de desesperanza que tiene el hombre”. 

En el mundo de la Antigua Roma se podían distinguir dos tipos de magia: la benigna o teurgia y la maligna, hechicería o goetia

La teurgia requería de un conocimiento mayor, ya que se hallaba estrechamente ligada a las religiones mistéricas o dicho de otro modo toda religión cuya doctrina no se establece de forma racional o a través de la palabra sino completamente a través de la experiencia y de la actividad ritual. Este tipo de magia no era perseguida por el Estado ni estaba mal considerada socialmente dado que buscaba y, supuestamente, lograba beneficios para la comunidad, además de que no alteraba ni la mos maiorum ni la pax deorum. Era consentida pues en principio pretendía también el conjunto de preceptos que un romano que respetase la tradición debía seguir (“la costumbre de los ancestros”), además de cumplir con la base de toda la religión romana: el pacto entre dioses y hombres para preservar la armonía y beneficiarse mutuamente. Esta magia era practicada normalmente por magi o magos, siempre hombres. 

La goetia, por el contrario, era un tipo de magia perseguida y castigada puesto que sus conocimientos y prácticas nigrománticas se orientaban al beneficio individual o, aún peor, al perjuicio de otros. Supuestamente era practicada por las sagae o hechiceras, cuyo rastro sólo nos llega a través de la literatura androcéntrica y misógina. En ésta se les presenta, en contraposición a los magus, como mujeres de aspecto desagradable cuyo objetivo es someter a los hombres a sus oscuras voluntades. Realmente tanto mujeres como hombres consumían y llevaban a cabo este tipo de magia, con diferencias en el rito según el sexo. Por supuesto, al tratarse de magia negra, estas prácticas estaban penalizadas. Este tipo de magia, la goetia, incluye las maldiciones o defixiones. Las tabellae defixionum son una herramienta necesaria en el estudio de la magia en la Antigüedad. Ya se daban desde época griega y continuaron en época romana. Son piezas de metal de poco grosor utilizadas con fines sobrenaturales y para someter a alguien a la voluntad del quien hace uso de ella. Su función oscilaba desde la petición de reposo para seres queridos que habían vivido una mors immatura (niños, mujeres en el parto o jóvenes no desposados) hasta hechizos y conjuros para conseguir el amor de un tercero. Sin embargo, su función principal era la de maldecir. 

Ejemplo de tabella defixionum, seguramente de un auriga perteneciente a la facción roja o la azul o un seguidor de la misma, recurre a la ayuda de un demonio para eliminar a los aurigas y a los caballos de las facciones rivales: 

Maldición romana Hadrumetum, Tunez, Dominio público.


"Te conjuro, demonio, quienquiera que seas, y te pido que desde esta hora, desde este día, desde este momento, a los caballos de los Verdes y de los Blancos, tortures y mates y hagas chocar a los aurigas Claro, Félix, Prímulo y Romano y (los) mates, y ni el espíritu de ellos dejes; te conjuro a través de éste que te desligó para siempre, el dios del mar y del cielo" 

En cuanto al concepto del mal de ojo, en la Antigua Roma, se percibía como algo habitual integrado en su día a día. Es un tipo de maldición que provoca daño sólo con la mirada, incluso de forma involuntaria, sin necesidad de la intermediación de las divinidades aun siendo una manifestación sobrenatural. Si bien algunos seres míticos aojaban, como las gorgonas (arcaicos monstruos femeninos, se decía que había tres: Medusa, Esteno y Euríale), todo tipo de personas podía hacerlo sin ser profesionales de la nigromancia, aunque la conjura era una de las funciones propias de los nigromantes. 

El mal de ojo tiene elementos en su definición que lo hacen muy particular y que han dificultado su clasificación. ¿Se trata de magia o de superstición, o es una nueva categoría? Hoy en día la superstición tiene un matiz peyorativo, dejando en inferioridad intelectual al supersticioso. Por otro lado, la palabra superstición tiene su origen en la palabra superstitio que se traduce como adivinación. Durante muchos años el mal de ojo ha estado considerado como parte de la magia. Es comprensible porque comparte con ella su índole sobrenatural, sin embargo, no tiene rituales propios ni requiere de intervención divina o especialistas. Actualmente el mal de ojo, en la época romana, se considera como expresión de religiosidad o como categoría independiente en sí misma. Ambas interpretaciones continúan siendo debatidas. 

Así como todo el mundo podía aojar, todo el mundo podía resultar aojado. Los individuos más sensibles a este tipo de hechizo eran los recién nacidos, las madres que acaban de dar a luz, los niños y las personas con belleza o éxito, independientemente del estatus social. 

Aquellos que podían resultar víctimas de este maleficio buscaban distraer la mirada del aojador mediante gestos u objetos a los que atribuían el poder de alejar el mal. Estos objetos eran muy variados dependiendo del poseedor y del lugar en el que se colocasen para tener efectividad. Los más utilizados eran los mosaicos, las lucernas y los amuletos, entre otros. 

Por último no podemos olvidar uno de los aspectos más curiosos utilizados, en época romana, como protección contra el mal de ojo: la sexualidad. Ésta se expresaba mediante gestos profálicos como la mano fica (mano derecha cerrada en un puño con el pulgar entre el dedo índice y el corazón). También abundaban las representaciones del acto coital en las lucernas (lámparas de aceite), y las representaciones fálicas visibles en mosaicos, pinturas murales, relieves arquitectónicos, esculturas o amuletos.

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Fuentes: Magia, mal de ojo y protección en la Antigua Roma de Ane Urrizburu Jáuregui

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lunes, 23 de diciembre de 2019

Mithra: niveles iniciáticos.

En el culto romano de los misterios de Mithra, existían siete niveles iniciáticos que permitían a los nuevos fieles y a los creyentes ir recorriendo, a través de los siete cielos, el camino de retorno al origen del alma, deshaciendo todo lo hecho hasta entonces y obteniendo un nuevo nacimiento. Dado el pequeño tamaño de los mitreos (cavernas o cuevas en las que se realizaban los ritos) que se han hallado, las comunidades mitraicas debían estar compuestas por un número reducido de miembros, aquellos que podían celebrar juntos los banquetes sagrados, instalados en las plataformas laterales de la nave de la caverna. No hay constancia de que hubiera ninguna organización de orden superior, ni autoridad que supervisara a los “pater” o maestros de la congregación. Los miembros de las comunidades mitraicas procedían en su mayoría del ejército aunque también había funcionarios imperiales y libertos; es posible que hubiera esclavos pues el igualitarismo era una de las características importantes de la religión mitraica. 

Mithras banquet Louvre


Cada nivel tenía asignado un nombre y disponía de unos ritos específicos de iniciación. 

1- Corax (cuervo), así llamado porque según su mitología los cuervos eran los mensajeros del Sol. Para entrar a él se bautizaba al neófito con agua para purificarlo de sus pecados. En este grado de iniciación, se realizaba la muerte simbólica del adepto a este mundo y su entrada a una nueva vida espiritual. La función de los corax en las reuniones era la de servidores. 

2- Nymphus (novio o crisálida), el neófito se convierte en novio de Mithra y, como tal, se compromete a permanecer célibe mientras permanece en este grado. En su iniciación ofrece una copa de agua a Mithra como símbolo de su amor. El adepto de este grado lleva un velo y porta una lámpara que simboliza su incapacidad para ver la luz de la Verdad. A este nivel también se le llamaba el de los Ocultos (Cryphius) y junto a los actuaban corax como servidores en el culto. 

3- Miles (soldado), el último de los grados inferiores. El rito de iniciación tiene lugar con el neófito desnudo, arrodillado, con los ojos vendados y las manos atadas. Se le coloca una corona en la cabeza y se procede a cortar sus ataduras. En ese momento, aparta la corona de la cabeza, la sitúa sobre su hombro y exclama: «Mithra es mi única corona». Simbólicamente, está rechazando la corona del reino de lo material y queda liberado de las trabas de lo mundanal. Aquí es donde el neófito empieza realmente el combate espiritual contra su ego. Al nuevo soldado se le marca al hierro con una cruz en la frente. 

4- Leo (león), primer nivel elevado en el fiel adquiere un compromiso definitivo con la comunidad. Está asociado con el elemento fuego. En su iniciación se purifican sus manos y su boca con miel, pues el agua es incompatible con el fuego al que pertenece el neófito. Los leones llevan la comida preparada por los grados inferiores al banquete sagrado y participan en él. También cuidan del fuego sagrado y ofrecen el incienso. 

5- Perses (persa) el iniciado vuelve a ser purificado con miel. Como símbolo de su nivel se le en­trega una daga, que representa la usada por Perseo para decapitar a la Gorgona. Con ello se supone que el neófito tiene que proseguir la lucha hasta destruir los aspectos inferiores, o animales de su ser. 

6- Heliodromo (corredor del Sol), cuyos atributos simbólicos son la corona de siete rayos, el látigo y la antorcha. El iniciado de este nivel representa al Sol en el banquete sagrado. Se sienta junto al padre que preside en representación de Mithra. Va vestido de rojo, color del Sol y de la sangre. 

7- Pater (padre), el grado más elevado y maestro espiritual de la comunidad. Va revestido con una túnica roja con mangas adornadas de amarillo y lleva en la cabeza un gorro frigio también de color rojo. Tiene una pátera y lleva un bastón y una hoz como símbolos de su nivel. Preside los banquetes rituales junto al heliodromo, personificando a Mithra.

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Fuentes: Historia de las creencias y de las ideas religiosas de M. Eliade y El círculo de la sabiduría de I. Gómez de Liaño.

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lunes, 16 de diciembre de 2019

Los primeros tres reyes de Roma, según el Breviario de Eutropio

Esta es una imagen tomada del libro Geschichtsbilder, publicado en 1896 por Friedrich Polack. Actualmente en dominio público.

«El Imperio Romano, casi el más pequeño en sus comienzos y el mayor en desarrollo que la memoria de los hombres puede recordar en todo el mundo, tiene su origen en Rómulo, quien, hijo de Rea Silvia, virgen vestal, y, según se cree, de Marte, nació junto con su hermano Remo de un único parto. Rómulo, después de haberse dedicado al robo viviendo entre pastores, fundó a los dieciocho años una pequeña ciudad en el monte Palatino el 21 de abril, en el tercer año de la sexta olimpiada, en el 394 después de la caída de Troya, según cuentan algunos con más o menos detalle.» 


La fecha tradicional de la fundación de Roma es el 21 de abril del año 753. Hay que notar en esta parte del texto el hecho de nombrar a Marte, pues el fundador de Roma no podía ser hijo de un cualquiera, sino un señalado por los dioses. Así como la referencia a Troya y sin nombrarlo evocar la leyenda de Eneas. Lo que le daba a la dinastía, o digámoslo de otra manera, a la sangre, del padre fundador un linaje antiguo. 

«Después de la fundación de la ciudad, que se llamó Roma por el nombre de Rómulo, llevó a cabo en términos generales lo siguiente: acogió dentro de la ciudad a un gran número de habitantes de los alrededores y eligió a cien entre los mayores, con cuyo consejo pudiera gobernar todo, a quienes en razón de su edad llamó senadores. » 

Durante esta época de la monarquía, el senado estuvo compuesto por representantes de los patres familiarum elegidos por el rey, en número de cien en tiempos de Rómulo. Sus funciones eran esencialmente consultivas, constituían el consilium regis. Desempeñaba también un papel importante en la sucesión real, pues durante el interregno era el depositario de los auspicios reales. 

«Entonces, puesto que ni él ni su pueblo tenían esposas, invitó a presenciar unos juegos a las ciudades vecinas de Roma y raptó a sus doncellas. En las guerras que provocó la afrenta de aquel rapto, venció a los ceninenses, antemnates, crustuminos, sabinos, fidenates y a los de Veyos, ciudades todas que rodean la ciudad de Roma. Como desapareció tras una tormenta que había estallado de repente, se creyó que en el año trigésimo séptimo de su reinado había ascendido a los cielos y fue deificado. » 

Puesto que era hijo de un dios, tenía que ser deificado, desde entonces se le conoció como Quirino, formando parte de la primera triada o triada arcaica junto a Júpiter y a Marte, 

«Luego los senadores gobernaron durante un año en Roma, cada uno cinco días. Posteriormente fue nombrado rey Numa Pompilio, quien no llevó a cabo ninguna guerra, pero no fue menos benéfico para la ciudad de Roma que Rómulo, pues dio leyes y normas de conducta a los romanos, a quienes, por lo habituados que estaban a las batallas, se les consideraba como bandidos medio bárbaros. Estableció en Roma un sin fin de ceremonias religiosas y construyó gran número de templos. Murió de una enfermedad en el cuadragésimo tercer año de su reinado.» 

Tras la muerte, o apoteosis, de Rómulo hubo un interregno de un año, tras el cual es elegido por el Senado Numa Pompilio, con fama de hombre honesto, sentido de justicia y religiosidad. Al parecer de origen sabino, dio leyes y promovió acuerdos de paz entre Roma y el resto de las ciudades. Creador de las principales instituciones religiosas se preocupó a su vez de organizar la religión romana, tanto en el terreno público como en el privado. 

«Le sucedió Tulo Hostilio, quien emprendió de nuevo las guerras: venció a los albanos, que distan doce millas de la ciudad de Roma; derrotó también en combate a los fidenates y a los de Veyos, los primeros de los cuales están a seis millas de Roma y los otros a dieciocho. Amplió la ciudad añadiéndole el monte Celio. Después de reinar treinta y dos años, fulminado por un rayo ardió junto con su casa.» 

Para acabar este post, no puedo dejar de mencionar una de las leyendas que más me cautivan. Al encontrarse las tropas romanas y de alba longa una frente a otra se dieron cuenta que si se enfrentaban, el vencedor quedaría tan debilitado que pronto caería a manos de los Etruscos. Así pues se decidió que la batalla se decidiría en un único enfrentamiento por parte de unos pocos hombres elegidos por ambos bandos. Estos fueron los Horacios (Horatii), por parte de Roma, y Curiacios (Curiatii), por parte de Alba Longa. Según las fuentes: En el primer choque murieron dos de los Horacios, pero los tres Curiacios resultaron gravemente heridos. Acto seguido, el Horacio superviviente echó a correr, siendo perseguido por los Curiacios, pero debido a las heridas de éstos, corrían a velocidades dispares, lo que aprovechó el Horacio para volverse súbitamente y atacarlos por separado, dándole muerte a los tres. De esa manera se evitaron muertes y Roma venció a Alba Longa.




Fuente: Breviario de Eutropio

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viernes, 6 de diciembre de 2019

VIDA COTIDIANA: Algunos aspectos de la religiosidad romana.

Como siempre intento, y aconsejo hacer, no puedo ver los acontecimientos ni los comportamientos de los antiguos con los ojos actuales. Es por ello que pretendo siempre entender sin prejuzgar hechos pasados con mi moderna moralidad. Esta precaución de concebir lo ocurrido con los ojos de las personas que lo vivieron tiene una doble función: la primera, no enjuiciar sin conocer todos los datos, y la segunda, obtener una comparación entre las formas de pensar de los antiguos y de los contemporáneos. Única manera en la que conoceremos lo que fuimos desechando o ganando a través de una evolución social de dos milenios. 

El primer contraste es el pensamiento religioso. Muchas creencias monoteístas actuales consideran que sus dioses se encuentran en una lejanía inalcanzable, envuelta en el misterio, y que su esencia es inabarcable e incomprensible. En resumen, hay un lugar en donde viven los dioses y otro en el que vive el común de los mortales. Para los romanos sus dioses eran seres que estaban muy cerca de ellos, en sus casas, en sus puertas, en el límite de su propiedad y en cada uno de los actos de sus vidas. Roma estaba llena de templos y había imágenes de los dioses en todas partes. 

En muchos de los casos se les representaba desnudos y a causa de ello las personas antiguas no consideraban la desnudez como reprobable o inmoral. Muchos de los emperadores tras la apoteosis, en la que los elevaban a la categoría de dioses, fueron representados desnudos. La desnudez solo producía repulsa en muy contadas ocasiones, Existía un decreto, promulgado por el mismísimo Rómulo, que prohibía la desnudez en la calle, y castigaba con la pena de muerte el mostrarse desnudo ante una patricia. En una anécdota de Livia Drusila, esposa de Augusto, se cruzó en la calle con varios hombres desnudos. Según el decreto de Rómulo debían ser castigados y condenados a muerte. La misma emperatriz abogó en favor de ellos, alegando que no la habían ofendido pues ella se había limitado a mirarlos como si fueran simples estatuas. Tras esto podríamos deducir que la desnudez en general no estaba mal considerada. 

Venus, portal PixaBay, dominio público.

Los romanos imaginaban a los dioses como personas que solo estaban por encima de ellos a causa de su inmortalidad y por contar con fuerzas sobrenaturales. Se les adoraba, honraba y se les ofrecían sacrificios, solo por motivos puramente humanos. Ellos les daban a los dioses algo que apreciaban para que ellos equilibrasen la balanza entre el bien y el mal. Quiero decir con esto que los romanos imploraban a los dioses no solo para honrarlos, sino para atraérselos, no solo para adorarlos sino para que accedieran a sus deseos. 

Del mismo modo que los cultos actuales ven a algunos profetas como intermediarios entre los hombres y los dioses, los antiguos romanos tenían como mediadores a los héroes, y por eso estos también eran merecedores de culto. Los héroes eran simples hombres singulares que habían sido amparados y protegidos por la colectividad de los dioses inmortales, por ser hijos entre dioses o diosas y una mujer o un hombre terrenales. 

La cercanía y la cotidianidad con la que veían a estos seres se comprueba con una relación impensable en los días de hoy pues a veces trataban a esos héroes o dioses con gran ironía. Como muestra dos ejemplos: 

* El primero, nos lo ofrece la estatua de Hércules hallada en Herculano que lo representa borracho y orinando. Este era el dios protector de la ciudad. 

* El segundo, uno de los priapeos, dedicado al dios de la fertilidad Piapro: «Por la belleza, Mercurio puede agradar, por su belleza llama la atención Apolo, hermoso también se representa a Baco. Aunque el más hermoso de todos es Cupido. Por mi parte confieso carecer de belleza y, sin embargo, mi carajo ¡qué bien está! Si alguna muchacha hay de vagina sensible, antepondrá éste a todos aquellos dioses.» 

De este modo se nos demuestra que los romanos consideraban a los dioses y a sus héroes como seres cercanos con las que les une una relación de confianza y sobre los que se podía bromear un poco de vez en cuando, sin que por ello se les pudiera culpar de irreligiosidad. 

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Fuente: Las costumbres y el amor en la antigua Roma de Herbert Lewandowski.

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jueves, 28 de noviembre de 2019

NUMA POMPILIO, EL SEGUNDO REY DE ROMA (716 - 674 a.C.).

Tras la muerte de Rómulo, el reinado de la ciudad recayó sobre el sabino Numa Pompilio, llamado el piadoso. Yerno de Titus Tatius, rey sabino que compartió durante un tiempo el reinado de Roma junto a su fundador. Al parecer este no deseaba aceptar la dignidad real, pero su padre le convenció para que aceptara el cargo y servir así a los dioses. Recordado por su sabiduría, su reinado estuvo marcado por la paz y la prosperidad.


Numa Pompilio reformó el calendario romano, ajustándolo mejor al año solar y lunar, añadiendo los meses de enero y febrero hasta completar los doce meses del nuevo calendario. Quedando entonces: Januarius, Februarius, Martius, Aprilis, Maius, Junius, Quintuis (Julius en el 44 a.C.), Sextilis (Augustus en el 8 a.C.), September, October, November y December.


Numa Pompilio riceve dalla ninfa Egeria le leggi di Roma de  Felice Giani, dominio público.



Organizó Roma en distritos, para poder realizar una mejor administración. Repartió buena parte de las tierras conquistadas por Rómulo entre muchos de los ciudadanos. También se le atribuye la organización de los artesanos y profesionales de la Urbe en gremios y oficios, los famosos collegia.

Numa fue recordado como el más religioso de todos los reyes, por encima incluso del propio Rómulo. Instituyó numerosos rituales religiosos romanos, como el de los salii. Durante sus años de mandato se construyeron los templos a Vesta y a Jano, se consagró un altar en el Capitolio al dios de las fronteras Terminus, y se organizaron los flamines de Júpiter, de Marte y de Quirino, (Flamen dialis, martialis, quirinalis), o flamines Mayores, al igual que los otros 12, consagrados a los dioses secundarios o flamines Menores. También organizó las vírgenes vestales de Roma y los pontífices, así como el Collegium Pontificum. La tradición cuenta que durante el gobierno de Numa un escudo llamado Ancila cayó del cielo, mientras él oía al mismo dios Marte que le decía que Roma sería señora del mundo mientras se conservara el escudo. El rey mandó hacer once copias iguales que fueron reverenciadas como sagradas por los romanos. 


Numa Pompilio era amante de la paz y quiso sembrar ideas de piedad y de justicia en la mentalidad romana. Durante su reinado, las puertas del templo de Jano estuvieron siempre cerradas, como muestra de que no había emprendido ninguna guerra a lo largo de su mandato. Se cree que tuvo una relación directa y personal con un número de deidades, la más célebre la ninfa Egeria, quien acorde a la leyenda le enseñó a ser un legislador sabio. Tras 43 años de reinado, Numa Pompilio el piadoso murió de muerte natural.

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Fuente: Guía de la Antigua Roma deGeorges Hacquard

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jueves, 21 de noviembre de 2019

PETICIÓN A JUPITER EN EL DISCURSO DE ALABANZA DEL EMPERADOR TRAJANO POR PLINIO EL JOVEN. (PANEGYRICUS DICTUS TRAIANO IMPERATORI).


VOTOS A LOS DIOSES Y EN ESPECIAL A JÚPITER CAPITOLINO PARA QUE PROTEJAN AL PRÍNCIPE, EN QUIÉN RESIDE LA PROSPERIDAD DEL IMPERIO.

El Panegírico es el discurso que pronunció Plinio el joven, o Gayo Plinio Cecilio Segundo, cuando fue elegido cónsul. El 1 de septiembre del año 100, Plinio, en su propio nombre y en el de su colega, Gayo Julio Cornuto Tertulo, pronunció en el Senado y en presencia del emperador Trajano el tradicional discurso de agradecimiento por la elección para la primera de las magistraturas romanas. 

Relieve de la columna de Trajano, dominio público.


CAPÍTULO 94 - VOTOS A LOS DIOSES Y EN ESPECIAL A JÚPITER CAPITOLINO PARA QUE PROTEJAN AL PRÍNCIPE, EN QUIEN RESIDE LA PROSPERIDAD DEL IMPERIO.

«Al término de mi discurso, yo, el cónsul de Roma, en nombre del género humano, os suplico divinos protectores y guardianes del Imperio, y en especial a ti, Júpiter Capitolino, que continúes prodigándonos tus beneficios y que a tantos presentes tuyos añadas el que éstos duren eternamente. Atendiste los ruegos que te elevamos contra un mal Príncipe (evidentemente Domiciano), concédenos ahora lo que te pedimos en favor de uno completamente distinto a aquél. No te fatigamos con nuestros votos, pues no te suplicamos la paz, ni la concordia, ni la tranquilidad, ni riquezas, ni honores. Uno solo es el voto de los hombres, y es tal que contiene en sí mismo todos esos bienes: LA PROSPERIDAD DEL PRÍNCIPE. Por lo demás, no es nueva para ti la responsabilidad que te confiamos. En efecto, ya entonces tú, por tu propia iniciativa, pusiste a nuestro Príncipe bajo tu protección, cuando lo salvaste de las fauces del más codicioso de los ladrones (nuevamente Domiciano), pues, en aquellos tiempos en que todos los mejores eran abatidos, éste, que era superior a todos los demás, no pudo permanecer incólume sin tu ayuda: pasó inadvertido a un pésimo Príncipe quien no podía pasar inadvertido a uno excelente. Nos enviaste luego una clara señal de la elección que habías hecho en su persona, cuando renunciaste en su favor a tu título y a las aclamaciones en tu honor el día en que él debía partir para ponerse al frente de su ejército. Expresaste a continuación lo que sentías por boca del emperador (en este caso Nerva, su padre adoptivo), y elegiste así un hijo para él, un padre para nosotros, un Pontífice Máximo para ti. Por ello, en los mismos términos en los que nuestro Príncipe ordena que se hagan por él los votos a los dioses, con tanta mayor confianza te ruego y suplico, “si gobierna sabiamente el Estado y de acuerdo con el interés general”, en primer lugar, que lo conserves sano y salvo para nuestros nietos y bisnietos, y después, que algún día le concedas un sucesor que él mismo haya engendrado y que haya instruido y formado a semejanza del hijo adoptivo que él es, o bien que, si esto le es negado por el hado, lo asistas con tu consejo a la hora de elegir sucesor, y le señales a alguien digno de ser adoptado en el Capitolio.»

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Fuente: Panegírico del emperador Trajano, Edición y traducción de José Carlos Martín.

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domingo, 17 de noviembre de 2019

LOS SUEÑOS Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS ANTIGUOS.

Como escritor de ficción histórica uno de los problemas que tengo que solucionar es la de ver la hipotética vida de mis protagonistas no con la visión moderna de las cosas sino con los ojos del pasado. Para lograr eso estudio su religión, sus supersticiones y, entre otras cosas, sus sueños. En este caso hablaré sobre las visiones que según decían obtenían mientras dormían pues su interpretación nos hace conocedores del cómo veían las cosas y el cómo relacionaban los diferentes hechos que vivían. La función y el significado de los sueños ha variado a lo largo de la historia. Por tanto, las teorías han evolucionado, dándole al sueño diferentes funciones: aprendizaje, supervivencia, descanso y creencias místicas. En muchas culturas, la interpretación de los sueños ha estado cargada de un contenido mágico, influyendo de forma directa en la vida cotidiana. Para intentar no perder esa perspectiva utilizo entre otras obras la interpretación de los sueños de Artemidoro de Efeso (siglo II d.C.). 


Según el autor, nuestro espíritu, que no aguarda ninguna ayuda exterior para la revelación de estos mensajes, en cierto modo nos grita: «Observa y presta atención, en la mayor medida que sea posible, a lo que has aprendido de mí». Todos estarán de acuerdo en que las cosas suceden así. Nadie, de hecho, se atreverá a afirmar que tales presagios no se realizan inmediatamente después de la visión; es más, algunos de ellos tienen lugar al tiempo de la percepción, por así decirlo, mientras aún dura el fenómeno onírico. 

Artemidoro era consciente de que no todos los sueños eran visiones. En lo que concierne a la diferencia existente entre la visión onírica y el ensueño se distinguen en que la primera, cuando se produce, es un indicio de lo que acontecerá, y el segundo, de lo que existe en el presente. Con mayor claridad se comprende con lo que sigue: ciertas pasiones tienen por naturaleza la prerrogativa de aflorar, de imponerse al espíritu y de suscitar determinadas figuraciones. Por ejemplo, el enamorado cree necesariamente durante el sueño que está en compañía de los jóvenes que ama, el atemorizado ve lo que le espanta y, a su vez, el hambriento supone que come, el sediento que bebe e, incluso, el que está repleto de comida que vomita o que respira fatigosamente. En realidad, cuando actúan las pasiones, sucede que se perciben unas imágenes que no expresan una predicción del futuro, sino una rememoración de la realidad. En cambio, la visión onírica actúa llamando la atención sobre el anuncio de acontecimientos futuros durante el transcurso del período onírico y, una vez superado este, influyendo eficazmente en nuestras empresas. Dicha visión origina de forma natural que el alma esté despierta y en alerta. La visión onírica es una intervención del alma que señala los bienes y los males venideros. Por ser esto así, el alma predice cuanto sucederá con el transcurso del tiempo, tarde o temprano, y todo lo expresa a través de unas imágenes naturales y apropiadas, llamadas elementos, por considerar ella que en el intervalo nosotros podremos conocer el futuro. 

Pintura de  Johann Heinrich Wilhelm Tischbein (1802), dominio público

Los siguientes párrafos son interpretaciones de sueños considerados por Artemidoro de Efeso visiones oníricas. Para aprender de ellos es básico entender el sueño, el comportamiento del individuo, y las consecuencias de la visión, que señalan «Los bienes y los males venideros». Como dije al principio de este post, es uno de los métodos que utilizo para el diseño de mis protagonistas, y de sus actitudes, en mis obras. 
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* Un padre que tenía tres hijos soñó que dos de ellos, tras haberlo troceado, lo devoraban y que el más joven —que estaba presente— se enfurecía contra sus hermanos, manifestaba su dolor y proclamaba con repugnancia: «Yo, ciertamente, no me comeré a mi padre». Sucedió que el hijo menor de aquel hombre murió. Únicamente éste se quedó sin gustar no ya las carnes de su progenitor, sino tampoco su patrimonio, puesto que falleció antes que él y, por consiguiente, no disfrutó de la herencia. Los otros, que sí lo habían probado, fueron los sucesores de la hacienda paterna. 
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* Una mujer soñó que su amante le regalaba una cabeza de cerdo. Empezó a sentir odio por él y acabó por abandonarlo. En realidad, este animal no es grato a Venus. 
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* Un individuo soñó que llevaba sobre sus hombros una gran cantidad de oro reluciente. Se quedó ciego a causa del resplandor de este metal: ciertamente, este brillo dañó, como es natural, la vista del portador. 
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* Un enfermo de estómago, el cual había pedido a Esculapio una prescripción, soñó que había entrado en el templo del dios y que éste tendiéndole su propia mano le daba de comer sus dedos. Comió cinco dátiles y se curó: en efecto, los frutos de la palmera de buena calidad son llamados también de este modo". (El término dáklylos ofrece un doble significado: «dedo» y «dátil». En castellano existe también esta posibilidad en un uso coloquial). 
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* Una mujer soñó que tenía entre sus manos el miembro viril de su marido, el cual había sido separado de su cuerpo, y que ella lo cuidaba y vigilaba con mucha atención para que no le sobreviniese ningún mal. De su esposo tuvo un hijo, al que ella crio. En realidad, el miembro del hombre era el símbolo del hijo, puesto que había sido engendrado por él. Mas, como aparecía desligado del resto del cuerpo, una vez que sacó adelante a su retoño, se separó de su cónyuge. 
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* Un enfermo soñó que entraba en el templo de Júpiter e interrogaba al dios con estas palabras: «¿Mejoraré? ¿Viviré?». Júpiter no le respondió de palabra, pero hizo una señal afirmativa con la cabeza. Al día siguiente el hombre murió como era lógico: en realidad, la divinidad, al asentir, había mirado hacia la tierra. 
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* Un individuo soñó que, cuando se encontraba en una avenida próxima al mercado, tenía un espejo de barbero y que le producía un gran placer la posibilidad de contemplarse en él. Luego, como se le ofreció esta oportunidad, se miró y descubrió su rostro lleno de manchas. Él estaba enamorado de una prostituta y la había cogido por la fuerza sin que nadie se la cediese. De esta unión nació un hijo que tenía un defecto, no sólo por su origen, sino también por ser estrábico. El espejo del barbero simbolizaba a la mujer pública, que se encontraba a la disposición de todos y a la que el seductor había conseguido no sin dificultad: pues, de hecho, existían los que se oponían a que se llevase a dicha mujer. Como vio su propia imagen, tuvo un hijo semejante a él en todo y, en consecuencia, no estaba exento de alguna falta, puesto que el rostro del progenitor tenía manchas.
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jueves, 14 de noviembre de 2019

EJEMPLOS DE TABLILLAS DE VINDOLANDA Y VINDONISSA

Los militares de la Antigüedad redactaban cartas oficiales y personales en diversos formatos y soportes: papiro, tablillas de madera, tablillas de cera y óstraca (fragmentos de cerámica). En esta ocasión os mostraré ejemplos de tablillas localizadas en Vindolanda, datadas entre los años 95 y el 105 d.C., y en Vindonissa, entre el 30 y el 101 d.C. El primer castrum estaba en Britania y el segundo en lo que los romanos llamaban Galia y ahora es Suiza. 


Roman writing tablet Creative Commons 3.0 by Michel walyenda


Tablillas de tinta sobre madera de Vindolanda. 

Estas primeras pertenecen a un oficial, probablemente el prefecto de la VIIII cohorte de los bátavos. 

En esta primera nos demuestra que sin duda le gustaba cazar. 
(Tablilla nº 23·)

Flauius Cerialis Broccho 
suo salutem 
si me amas frater rogo 
ṃittas mihi plagas. 

“Flavio Cerial a su querido Broccho, saludos. Si me amas, hermano, te ruego que me envíes unas redes para cazar”. 
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En esta misiva los buenos deseos para el oficial son evidentes. Interesante pues es uno de los testimonios de felicitación de año nuevo. 
(Tablilla nº 261) 

Hostilius Flauianus Cereali 
su0 salutem 
annum `nouom´ fausṭum felicem 

“Hostilio Flaviano a su querido Cerial, saludos. (Te deseo) un año nuevo próspero y feliz”. 
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Claudia Severa, mujer de un amigo de Cerial, invita a Lepidina a ir a su cumpleaños e incluso se piensa que la parte final de la carta, con distinta letra, puede ser de la propia Severa, con lo que estaríamos ante uno de los raros testimonios de un texto latino escrito directamente por una mujer. 
(Tablilla nº 291) 

Columna 1: 
Cl(audia) Seuera Lepidinae [suae] 
salutem 
iii Idus Septembres soror ad diem 
sollemnem natalem meum rogo 
libenter fạcias ut uenias 
ad nos iucundiorem mihi 

Columna 2: 
diem interuentú tuo factura si 
aderis 
Cerialem tụum saluta Aelius meus 
et filiolus Salutant 
sperabo te soror 
uale soror anima 
mea ita ualeam 
karissima et haue. 

Dorso: 
Sulpiciae Lepidinae 
Cerialis 
a Seuera. 

“Claudia Severa a su querida Lepidina, saludos. Te ruego sinceramente, hermana, que el día 11 de septiembre hagas lo posible para venir a nuestra casa a la celebración del día de mi cumpleaños. Si estás presente, me harás el día más alegre con tu llegada. Saluda a tu Cereal. Mi Elio y mi hijito te saludan. Te esperaré, hermana. Qué estés bien, hermana, como así lo esté yo, queridísima, y un saludo”. Al dorso: “Para Suplicia Lepidina, (esposa) de Cerial. De parte de Severa”. 

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Las tablillas de cera de Vindonissa 

También hay tablillas escritas por soldados rasos. En esta uno de ellos muestra su alegría por obtener unos días de permiso. 
(Tablilla 40) 

si tandem feriatus, quidquam vaco 
castris. Ut a cohorte mi rescribas, ut 
semper in mentem abes ut mi 
rescribas. 
Ave, et opto bene valeas. 
mi= mihi; abes= habeas 

“¡Por fin de vacaciones! Estoy libre completamente de la vida castrense. Escríbeme desde la cohorte, acuérdate siempre de escribirme. Te saludo y deseo que estés bien”. 

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En esta ocasión otro soldado pide calzado. Solo se conserva la primera parte del texto. 
(Tablilla 36) 

Soleas clavatas fac mittas 
nobis, ut abeamus. Cum veniemus... 

“Envíanos sandalias claveteadas para que podamos irnos. Cuando lleguemos...”

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domingo, 10 de noviembre de 2019

TRAJANO, GUERRAS DACIAS; ANTECEDENTES.




Encuentros previos a las guerras dacias de Trajano.


La guerra de la Dacia fue el primer conflicto del imperio de Marco Ulpio Trajano. Este no podía olvidar la humillación que supusieron las condiciones del tratado de paz firmado por Domiciano. El rey dacio, Decébalo, presumía de su poder, de haber vencido a Roma y se mostraba orgulloso enseñando a las embajadas, que visitaban su reino, los estandartes y las águilas de las legiones vencidas. Sumar a eso que estaba acogiendo a desertores romanos en su ejército y que este iba haciéndose más grande cada año.

Cuando Trajano subió al trono, a principios de 98 d.C., preparando, quizá, la que sería su nueva campaña permaneció en el Rin, pacificando y fortificando la zona. Durante ese año se dedicó a inspeccionar todas las tropas del limes del Rin pues esa frontera había estado muy activa los años anteriores. Pero la siguiente primavera, 99 d.C., viajó por la región del Danubio, dando instrucciones a las legiones de construir nuevos fuertes y calzadas militares. Antes de ir a Roma, que no había visitado como emperador todavía, intensificó el entrenamiento de las tropas que defendían este último limes.



Trajano museo de Munich, dominio público.



Con todo preparado, en el mayor secreto posible, en marzo de 101 d.C. el Emperador partía de Roma en dirección al Danubio seguido por miles de pretorianos y de su guardia personal, la Caballería Singular imperial. Acabaría con el orgulloso Decébalo. Sin embargo, esa no era la primera vez que Roma y las tribus o los reinos del norte del Danubio se enfrentaban.

Augusto, recién acabada la guerra civil contra Marco Antonio.

En el año 30 a.C. Augusto, que quedó como gobernante único, decidió enviar como cónsul de la provincia de Macedonia a Marco Licinio Craso (nieto de Craso, el triunviro). Este estaba ansioso por demostrar lealtad al nuevo hombre fuerte de Roma pues había luchado en el bando de Marco Antonio. En ese destino tuvo la oportunidad de demostrar su valía. Al poco de hacerse con la provincia los bastarnos cruzaron el Danubio atacando Mesia (o Moesia) y amenazando con hacer lo mismo en la Tracia, por entonces un reino aliado de Roma. Marco Licinio marchó con sus tropas a defender a su aliado. Los bastarnos usaban lengua germánica, su apariencia era similar a la de los sármatas, pero, sin embargo, eran de origen escita.

Craso acudió presto a la ayuda de su aliado y en cuanto los invasores vieron a las legiones romanas se dirigieron hacia el norte intentando huir. Marco Licinio Craso no desaprovechó la ocasión y los siguió hasta exterminarlos o hacerlos prisioneros y venderlos como esclavos. Dión dice que al verse totalmente perdidos muchos de ellos se lanzaban al Danubio. La victoria fue fácil y no muy espectacular pero, probablemente para agradar a Octavio Augusto, el Senado votó el concederle el triunfo a Craso; no olvidemos que fue la primera victoria del nuevo régimen. La legión que acompañó al gobernador de la provincia de Macedonia se conoció desde aquel momento como la Legio IV Scythica.

Año de los cuatro emperadores: Otón, Galba, Vitelio y Vespasiano.

Bastantes años más tarde en 69 d.C., Fulvio Aurelio junto a la Legio III Gallica se enfrentaron en esta ocasión a los Roxolanos, que habían formado un ejército de miles de jinetes y amenazaban la provincia de Mesia. Los Roxolanos disponían de armaduras de escamas, largas lanzas de 3 metros y utilizaban grandes espadas, disponían también de arqueros expertos. Estos hombres eran bravos y luchaban de forma formidable pero al parecer eran confiados y eso fue su perdición. En esa batalla cometieron dos grandes errores: no apostaron centinelas en su campamento y no disponían de infantería de apoyo. El mismo Tácito dijo: «Cuando cargan en escuadrones, muy pocas líneas de infantería son capaces de resistir ante ellos». Sumar a eso que la Legio III Gallica había sufrido poco antes el rigor del levantamiento en Judea y había perdido muchos hombres, y mucho prestigio, por lo que estaba deseosa de obtener un triunfo que lavara su nombre. Según cuentan las fuentes las legiones, desplazándose sigilosamente, atacaron el campamento por sorpresa. Los Roxolanos no pudieron defenderse. Los romanos utilizaban la distancia corta para atacar en la que tenían ventaja ante las largas lanzas de sus oponentes. No olvidar que el tener que manejar armas tan voluminosas hacía imposible que tuvieran escudos. Añadir que eran caballería ligera y pesada y entre sus habilidades no estaba la de luchar en tierra. Esas mismas fuentes dicen que se contabilizaron 9000 muertes enemigas, las de los legionarios fueron tan pocas que ni se informaron.

Domiciano, cuarto año de su imperio.

El siguiente incidente no fue tan favorable para Roma, más bien lo podríamos considerar un desastre. En 85 d.C. Decébalo acababa de ser nombrado rey de la Dacia y con un ejército cruzó el Danubio e invadió la provincia de Mesia. Las guarniciones romanas fueron tomadas por sorpresa y fueron cayendo una tras otra. El gobernador, Opio Sabino, al mando de la Legio V Macedonica quiso enfrentarse a los invasores para expulsarlos de suelo romano, pero su decisión fue precipitada. Él murió y la V Macedonica sufrió grandes pérdidas. Desde la Urbe se reaccionó lo más rápido que se pudo y se envió a la IV Flavia junto a todos sus auxiliares de apoyo. Cuando llegaron ya era tarde: Decébalo había vuelto a la Dacia llevándose consigo un gran botín y miles de prisioneros.


Falx dacia, CC3 by Petter Bøckman.

Al año siguiente Cornelio Fusco, el prefecto del Pretorio, fue elegido por Domiciano para acabar con la amenaza. Tras algunos aparentes éxitos se dirigió directamente a la capital Dacia, Sarmizegethusa, situada en una loma de la escarpada cadena de los Cárpatos. Al parecer su ejército se componía de la VII Claudia, la V Alaudae, más cohortes de la V Macedonica y la IV Flavia, con las tropas auxiliares de apoyo; es probable que también hubiese alguna cohorte pretoriana. La inexperiencia de Fusco hizo que estas tropas cayeran en una emboscada en la que él mismo murió: se perdió toda la V Alaudae y sus estandartes, muchas unidades de la Flavia y la Adiutrix, cohortes pretorianas, provisiones y mucha de la artillería. Los legionarios explicaron los efectos de la falx Dacia, describiendo cómo esta era capaz de atravesar yelmos y que amputaba brazos o piernas. Dión Casio escribiría de Decébalo: «Era un lince para las cuestiones relacionadas con la táctica bélica y tenía asimismo buen ojo para salir victorioso en las guerras. Sabía juzgar con perspicacia qué momento era bueno para atacar y cuál resultaba preferible para replegarse. Era experto en el arte de tender emboscadas y un maestro en las batallas a campo abierto. Además, no sólo sabía cómo sacar partido a un triunfo, sino asimismo como gestionar adecuadamente una derrota».

Decébalo rey de los dacios, dominio público.
Tras dos años Domiciano trató de revertir la situación. Las encargadas en este caso fueron las tropas romanas de Mesia Superior, cuyo núcleo eran las legiones IV Flavia y VII Claudia reforzadas por la I Adiutrix (Dalmatia) y la II Adiutrix (Britannia). Estas tropas recibieron además la ayuda en forma de destacamentos (vexillationes) de otras legiones como la I Italica y la V Macedonica (Mesia Inferior), además de la XIII Gemina y la XV Apollinaris (Pannonia). Todas las legiones se desplazaron junto a sus unidades de auxiliares. Se añadieron otros destacamentos en tareas de apoyo como de la II Augusta, IX Hispana, XX Valeria, la IV Scythica, la VII Gemina y otras. Al frente de estas tropas fue puesto el gobernador de Mesia Superior, Lucio Tetio Juliano. El ejército cruzó el Danubio y se internó en territorio dacio. Los romanos avanzaban en dirección a la capital, en su camino tenían que atravesar el desfiladero de Tapae. Allí se enfrentaron a un numeroso ejército bárbaro compuesto por sármatas, bastarnos, roxolanos, dacios y tribus germanas. Las legiones incorporaron cascos con una protección adicional y manicas, protecciones a base de placas unidas con cuero que protegían el brazo derecho, el que portaba el gladius. Tras una dura batalla los romanos vencieron, aunque tuvieron que parar su avance a la capital pues el invierno estaba próximo. Tetio Juliano optó por la prudencia y decidió pasar el invierno en Tapae .

La primavera siguiente fue convulsa para Roma, las legiones del alto Rin junto a Lucio Antonio Saturnino se revelaron, los dacios estaban reforzando fuertemente la defensa de su capital y los sármatas habían vuelto a cruzar el gran río y atacaban Mesia. Temiendo, quizá quedar rodeado, Tetio juliano abandonó la Dacia para obtener una posición más segura y reforzar las tropas situadas al sur. Tras todos estos acontecimientos Domiciano pidió una tregua y se firmó un tratado. Roma tenía que pagar grandes cantidades de oro a cambio de la paz, también proporcionaría a Decébalo ingenieros e instructores militares. Los dacios se retirarían de los terrenos conquistados en Mesia y prometían la paz en el futuro.

Este tratado era un insulto para Roma y para el nuevo emperador Marco Ulpio Trajano. En el año 101 de nuestra era, bajo el mando de casi un tercio del poder militar del ejército romano, este invadiría la Dacia y devolvería el honor al Imperio.

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Escrito por Ángel Portillo.

Fuentes: Legiones romanas de Dando Collins, Diccionario de batallas de la historia de Roma de Julio Rodríguez González. https://arrecaballo.es/, https://www.livius.org/


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domingo, 27 de octubre de 2019

«SABÍA QUE LA VIOLENCIA ERA PARTE DE LA VIDA».


Capítulo III – Rufo Septinio - Fragmento de LIGNVM.

«Se adivinaban sombras tras las ventanas, pero nadie salió en ayuda de los miserables. Llegó un momento en el que ya no gritaban por los golpes: los recibían sin poder articular sonido.

—Parad, no hace falta matarlos. Les dirán a los demás que eviten tentaciones —nos indicó Rufo—. ¿Cuál de los tres está mejor?

—Parece que este —señaló el joven Carruca.

Rufo se acercó al tipo al que parecía que había librado de la muerte y le aleccionó:

—Habéis cometido un error grave al atacar a mis amigos de los carretones. Si lo volvéis a hacer igual me enfado. Si me obligas a regresar aquí, te sodomizaré hasta que te quieras quitar la vida tú mismo. No te puedes imaginar lo que les espera a tu madre y a tu dulce hermana, así que ahora haz lo que quieras: compórtate como el cobarde que eres y abandónalas, o quédate y sácalas adelante; hagas lo que hagas, avisa a los tuyos de lo que les puede pasar si hacen lo que no deben. ¿Entendido?

Acabó dándole un golpecito en la cabeza. El hombre no parecía tener la capacidad de contestar, pero no cabía duda de que haría lo que se le había dicho. Pusimos de nuevo los palos, ahora llenos de sangre, en el carro y nos fuimos dispersando por la ciudad.

Mi progenitor me había explicado en varias ocasiones la fábula de los cuatro novillos y el león. El gran depredador tenía hambre y veía las abundantes carnes de los rumiantes, pero como estos eran muy amigos y andaban siempre juntos, no podía atacarlos. La naturaleza le había dado fuerza para matar a cada novillo, pero juntos uno al lado del otro era imposible para él acabar con ellos: la suma de los cuatro era superior a la fiereza del carnívoro. El león empezó a hablarles sugiriendo que los otros siempre comían los mejores pastos. Los infelices novillos empezaron a desconfiar y decidieron ir cada uno a buscar su hierba fresca por diferentes caminos. Al final, el inteligente león los acabó devorando a todos uno por uno.

Era consciente de que los trabajadores del transporte de mercancías y todos sus familiares nos teníamos que apoyar entre nosotros. En caso contrario, seríamos devorados por las bestias. Sabía que la violencia era parte de la vida. Era consciente de que era cotidiana en las actividades de los hombres: la ejercía el rico contra el pobre, el poderoso contra el pueblo y el pueblo contra el poderoso, el amo la aplicaba con su esclavo y el fuerte la usaba para someter al débil. En ciertas condiciones en la sociedad romana, que era la mejor de todas, aparecían conflictos, rupturas y tensiones. Cuando se rompía el orden, toda la ciudad estallaba y se producían disturbios, muertes y violaciones. Esto era así desde el principio de los tiempos y seguiría así hasta el final.»

Escrito por Ángel Portillo. LIGNVM en Amazon.
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Fuente: LIGNVM de Ángel Portillo.

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viernes, 25 de octubre de 2019

LA REVUELTA BRITÁNICA DE BOUDICA Y LA CAÍDA DE CAMULODUNUM.

En la primavera del año 60 d.C. el propretor de la provincia, Gayo Suetonio Paulino, partió hacia la isla galesa de Anglesey (Mona Insula) y atravesó los valles en dirección a la costa noroeste de Gales. Su ejército se componía de la legión XIV Gemina y varias cohortes auxiliares, como la infantería ligera bátava, que llevaba décadas luchando junto a la XIV Gemina, además de la famosa caballería bátava y otras unidades de caballería. Paulino era consciente de que la religión de los druidas era un factor unificador entre las distintas tribus britanas pues los hijos de los nobles eran educados por los druidas. Algunos de estos más tarde se convertían en sacerdotes, otros llegaban a ser líderes de sus tribus y todas ellas apelaban a los mismos dioses para que les dieran poder para derrotar a sus enemigos. Eso era potencialmente peligroso para Roma. Ese fue, seguramente, el motivo por el que mucho tiempo antes Augusto hubiera prohibido a los ciudadanos romanos que profesaran la religión de los druidas, mientras que Claudio la había ilegalizado, por completo, en todo el imperio. El centro religioso de los druidas se encontraba en Mona Insula. Teniendo todo esto en cuenta, Paulino había tomado la determinación de atacar la isla y acabar con ese peligro eliminando al movimiento druídico para siempre.

Cuando el ejército llegó a Mona Insula guerreros galeses, de las tribus de los deceanglos, los ordovices y los siluros, lo esperaban. Tras ellos un grupo de mujeres histéricas vestidas de negro y despeinadas, que agitaban tizones ardiendo en las manos y que chillaban como animales. Las brujas elevaban las manos al cielo e invocaban a sus dioses para que dejaran caer su ira sobre las cabezas de los invasores. Esa visión dejó petrificados a los romanos pues eran muy supersticiosos. El propio Paulino tuvo que incitar a sus hombres a actuar preguntándoles si tenían miedo de las mujeres. Estos se lanzaron a la carga exterminando tanto a guerreros como a “brujas”. Tras eso las tropas romanas se diseminaron por la isla, localizando los bosquecillos sagrados donde, según se decía, los druidas realizaban sacrificios humanos.

Sin embargo, cuando el general romano estaba felicitándose por su triunfo, desde la zona oriental llegó un despacho urgente informándole de que se había producido un levantamiento de tribus en el este de Britania. Paulino ordenó a sus tropas que se prepararan para iniciar la marcha. 

No hay duda de que el ataque a los druidas ayudó al levantamiento, pero hay que sumar otros factores para el descontento de las tribus británicas. Como por ejemplo que el acaudalado filósofo Lucio Eneo Séneca, secretario y consejero de Nerón, hubiera prestado cuarenta millones de sestercios a las tribus reclamándoles el dinero poco tiempo después. Séneca, según Dión, había «recurrido al uso de severas medidas» para lograr el pago del préstamo. Sumar a eso que los veteranos de las legiones que se habían establecido en la recién creada colonia militar de Camulodunum «sacaron a la gente de sus casas» y «la expulsaron de sus granjas».

Seguramente todos esos factores hicieron que los indignados nobles icenos se hubieran reunido en secreto para conspirar contra sus caciques romanos y hubieran enviado unos mensajeros a la tribu de los trinovantes para que se incorporasen a la rebelión. Los cabecillas nombraron a Boudica su reina guerrera y establecieron que la revuelta comenzaría cuando el gobernador y una parte importante de sus tropas se marcharan de campaña, en el verano del año 60 d.C. 

Los rebeldes concentraron sus primeros esfuerzos en Camulodunum, donde muchos miles de colonos romanos y britanos romanizados habían hecho su hogar. Decenas de miles de icenos, desde el norte, y decenas de miles de trinovantes, desde el sur, se abalanzaron sobre la ciudad aniquilando a todo aquel que encontraban en su camino. Como es lógico los habitantes de Camulodunum enviaron rápidamente mensajeros para pedir ayuda. Al parecer en la ciudad solo había una pequeña fuerza militar. Los auxiliares de este pequeño contingente se sumaron a los veteranos de la legión que vivían allí y se congregaron a toda prisa en el enorme templo de Claudio erigido nueve años atrás en el centro de la ciudad. Los pocos oficiales que había decidieron intentar defender el templo, donde se refugiaron, en su sótano, centenares de aterrorizados civiles: hombres, mujeres y niños, muchos de ellos familiares de los legionarios retirados.

Desconociendo realmente lo difícil de la situación, Quinto Petilio Cerial Cesio Rufo, el legado de la IX Hispanica partió desde su base en Longthorpe con una fuerza de socorro consistente en cuatro cohortes de legionarios y varios escuadrones de caballería. Según sus cálculos llegarían en cuatro días.


Boudica reina de los icenos de John_Opie, dominio público.

El templo de Claudio de Camulodunum fue rodeado por los rebeldes y, durante dos días, los veteranos y auxiliares resistieron sus ataques. Al final, unos agentes rebeldes camuflados entre los refugiados del interior del templo dejaron entrar a los guerreros de las tribus: miles de ellos penetraron en tropel y derrotaron a los defensores. Los britanos rebeldes de Boudica saquearon y prendiendo fuego a la ciudad, torturaron y asesinaron a millares de prisioneros. Algunos romanos fueron ahorcados mientras que otros fueron crucificados. Otros fueron empalados con pinchos ardientes y abrasados vivos. A algunos se les obligó a observar sus propias entrañas después de que se las hubieran arrancado del cuerpo. Dión afirma que los britanos sometieron a las cautivas romanas a torturas y mutilaciones especialmente brutales. 

Cuando estaban cerca de Camulodunum, el legado romano Cerial y su columna de legionarios de la IX Hispana fueron aplastados por los rebeldes cuando «se dirigían al rescate» de sus compatriotas. Según explica Tácito, después de que los dos mil soldados de infantería fueran aniquilados, «Cerial escapó con parte de la caballería hacia el campamento, y fue salvado por sus fortificaciones». 

Desde Gales, el propretor de la provincia, Suetonio Paulino, avanzaba a marchas forzadas con la mayor parte de sus fuerzas. Ante Paulino se presentaba un gran problema y tenía que solucionarlo. La IX Hispana había perdido a dos mil hombres por la precipitación de Cerial. Si retiraba a más hombres de los fuertes de la frontera septentrional, estaría invitando a las tribus del norte a descender en tropel y unirse a la rebelión. Al oeste, la legión XX estaba defendiendo la frontera; llevarse la legión de la línea de defensa occidental suponía animar a los agresivos siluros a atacar a los romanos por la retaguardia. Lo mismo sucedía con la zona en la que estaba establecida la II Augusta. 

Cómo sabemos, pudo solucionar el problema.

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Fuente: Legiones de Roma de Stephen Dando Collins.

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