jueves, 23 de agosto de 2018

LAS LEGIONES, CONSTRUCTORAS DE LAS VÍAS



Las vías romanas nacían al ritmo que avanzaban las legiones romanas de la República y del Imperio. El papel de los legionarios no se limitaba a combatir al enemigo, sino a difundir la pax romana en las nuevas tierras incorporadas y a mantener los mecanismos de control de las mismas. En consecuencia, sea en el transcurso de las campañas, sea al cesar los enfrentamientos, el legionario sabía que llegaría el momento de despojarse de su armadura (lorica segmentata), de su casco (galea) y de su armamento (pilum, gladius y scutum), para servir de mano de obra en la construcción de las carreteras, forjadoras del estilo de vida romano. Sobre los generales además recaía la responsabilidad de que a sus tropas no les absorbiese la molicie, ni que el ocio alterase su ánimo o la quietud de las armas oxidase su forma física, y el afanarlos en la creación o reparación de vías aparecía como el remedio perfecto. La calzada de Bolonia a Arezzo surgió así, como iniciativa del cónsul Flaminio con objeto de mantener ocupados a sus hombres tras la pacificación de Etruria. No es casualidad que las operaciones militares de Agripa en la Galia (16-13 a. C.), de Tiberio en Dalmacia y Panonia a comienzos del siglo I d. C, de Claudio en las fronteras del Rin y del Danubio o de la dinastía Flavia en Asia Menor llevaron aparejadas las consiguientes políticas viarias. En Aurés (Argelia), una inscripción del 145 d. C. conmemoraba la construcción de una calzada por parte de la VI Legión Ferrata, aprovechando que había viajado desde Siria con la misión de suprimir una rebelión, lo cual denota que cualquier excusa era apropiada para dar comienzo a las obras públicas, con mayor motivo en un lugar donde no tan sólo los romanos, sino los árabes, sufrieron el carácter levantisco de los bereberes. Sofocados los núcleos de resistencia en los límites fronterizos, se apostaban fortificaciones desde donde controlar y proteger los caminos, que con el tiempo llegaban a ser auténticas colonias militares y germen de importantes ciudades.

Si el esfuerzo físico corría a cargo de la milicia, la planificación vial y la supervisión técnica de las obras dependía de los ingenieros militares (praefecti fabrum), normalmente personajes con una carrera militar a sus espaldas, veteranos que en sus ciudades se promocionaban a cargos políticos y sacerdotales. A su alrededor se coordinaban las acciones de geómetras, agrimensores, niveladores y arquitectos.

Fuente: Viajes por el Antiguo Imperio Romano de Jorge García Sánchez

Foto. Via Appia within the ancient city of Minturno. (CC0).


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