Autor Ángel Portillo.
En este mes de diciembre los romanos celebramos entre otras las siguientes fiestas:
Día 4, Bona Dea: diosa de la fertilidad cuyo culto esta permitido solo a la mujer. Su nombre real es desconocido y sus ritos son secretos.
Día 8, Tiberino in insula: la fiesta del río Tíber personificado en el dios Tiberino. Su templo se encuentra en la isla Tiberina y desde él controla las aguas del río de Roma.
Día 11, Agonalia: la cuarta y última Agonalia. En este día sacrificamos un carnero pidiendo al dios Sol que caliente con sus rayos.
Día 13, Idus de diciembre, Lectisternium Telluri: celebramos en honor a la diosa Tellus y también a la diosa Ceres, a quien Tellus (la tierra) está muy unida por la agricultura.
Día 19. Opalia: dedica a la diosa Ops, esposa de Saturno y relacionada con la fertilidad en los campos.
Día 23, Larentalia: esta fiesta está dedicada a Acca Larentia a la madre adoptiva de Rómulo y Remo.
Día 25 Natalis Solis Invicti: este día se le conoce como brevissimus, es el día más corto del año. Su importancia irá creciendo durante los años del Imperio.
Entre los días 17 a 23, Saturnalias: dedicadas a Saturno que es el dios que gobernó el mundo en sus primeras edades en un tiempo en que todos los hombres eran libres e iguales. Esos días todo es fiesta y alegría y los amos permiten algo de libertad a sus esclavos.
Uniendo costumbres de antaño y actuales quisiera dar buenaventuras para estas fiestas:
Quiso la fortuna que Metelo naciese en Roma, la capital del mundo; le otorgó los padres más nobles; le confirió, además, unas excepcionales cualidades espirituales y una fortaleza física capaz de soportar las fatigas; le procuró una esposa célebre por su honestidad y fecundidad; le brindó el honor del consulado y el lustre de un grandioso triunfo; le permitió ver al mismo tiempo a tres de sus hijos cónsules y a un cuarto pretor; hizo que entregara en matrimonio a sus tres hijas y acogiera en su mismo regazo a la descendencia de éstas. Tantos partos, tantas cunas, tantas togas viriles, tan gran número de teas nupciales, tantos cargos civiles y militares; en definitiva, tantos y tantos motivos de alegría; y en todo este tiempo, ningún duelo, ningún llanto, ningún motivo de tristeza. Y a este género de vida correspondió un final acorde con él: en efecto, Metelo falleció a una edad muy avanzada y de muerte natural, entre los besos y abrazos de sus seres más queridos, y fue llevado por toda la Urbe a hombros de sus hijos y yernos hasta ser depositado sobre la pira funeraria.
Para estos días os deseo no su vida, ya que es antigua y de preceptos ya superados, pero si su felicidad y su dicha pues los sentimientos son los mismos ahora que entonces; en todas las épocas se goza con el bienestar propio y con el de los que nos rodean .
Que Fortuna os favorezca.
Que los dioses Penates del hogar colmen vuestra mesa en las Saturnales.
Que Jano os ayude en los nuevos propósitos para el nuevo año.
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Fuentes: Un año en la antigua Roma de Néstor F. Marqués y Hechos y Dichos Memorables Libro VII-IX de Valerio Máximo.
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