jueves, 28 de febrero de 2019

VIDA MILITAR: MÁXIMAS GENERALES DE LA GUERRA.

VIDA MILITAR: MÁXIMAS GENERALES DE LA GUERRA.

Recopilación sobre las Instituciones Militares de Flavio Vegecio Renato

Es más que conocido y lógico que todo lo que resulta beneficioso para las tropas enemigas no lo es para las nuestras. En la batalla todo se ha de hacer por el interés propio. Estas frases aconsejaban a los generales en sus opciones y elecciones en el campo de batalla. Muchas de ellas al ser seguidas ayudaron a Roma a hacerse grande.

01- Cuanto más acostumbradas estén vuestras tropas a las guardias del campamento en lugares de frontera y cuanto más disciplinadas sean, a menos riesgos estarán expuestas en el campo de batalla.

02- Los hombres han de estar suficientemente entrenados antes de llevarlos frente al enemigo.

03- Es mucho mejor derrotar al enemigo por hambre, sorpresa o terror que en batallas campales pues, en última instancia, la fortuna ha tenido a menudo más cuenta que el valor. Tales empeños resultan mejores cuando el enemigo los ignora completamente hasta el instante en que se ejecutan. En la guerra, se depende más a menudo de la casualidad que del valor.

04- Es de mucha utilidad atraerse a los soldados enemigos y estimularles cuando son sinceros en su rendición, pues un adversario resulta más debilitado por la deserción que por la muerte.

05- Es mejor tener varios cuerpos en reserva que extender demasiado vuestro frente.

06- Un general no será fácilmente derrotado si tiene una idea clara de sus fuerzas y de las del enemigo.

07- El valor es superior al número.

08- A menudo, vale más la elección del terreno que el valor.

09- Pocos hombres nacen valerosos; muchos lo son por la fuerza de la disciplina.

10- Un ejército se fortalece con el trabajo y se debilita con la inacción.

Foto 1

11- No se han de conducir al combate las tropas sin confianza en la victoria.

12- Lo novedoso y la sorpresa llevan al enemigo al temor, pero lo conocido no le afecta.

13- Quienes persiguen desordenadamente a un enemigo que huye, parece rehusar la victoria que antes había ganado.

14- Un ejército sin suministros de grano y otras provisiones necesarias será vencido sin lucha.

15- Si vuestras fuerzas son pocas y débiles en comparación con el enemigo, debéis cubrir uno de vuestros flancos por una altura, una ciudad, el mar, un río o alguna protección de tal índole.

16- Un general que tiene buena caballería debe elegir el terreno adecuado a ella y emplearla principalmente en el combate.

17- Quien tenga una buena infantería debe escoger la situación más adecuada a ella para servirse de todas sus ventajas.

18- Si en el campamento se introduce algún espía, ordenad a todos vuestros soldados que se introduzcan en sus tiendas y lo aprehenderéis de inmediato.

19- Si veis que el enemigo conoce vuestros planes, cambiadlos inmediatamente.

20- Consultad con muchos las medidas que se hayan de tomar, pero comunicad a pocos los planes que queréis ejecutar y que éstos sean de la mayor fidelidad o, aún mejor, no lo digáis a nadie.

21- El castigo y el miedo son necesarios para mantener el orden de los soldados en el cuartel; pero en el campo de batalla se les estimula más con la esperanza y la recompensa.

22- Los buenos oficiales nunca combaten en batallas campales a menos que se les presente una oportunidad o les obligue la necesidad.

23- Derrotar al enemigo por hambre antes que por la espada es una muestra de habilidad excelente.

24- El orden de combate debe ser cuidadosamente ocultado al enemigo, para que no pueda precaverse contra aquél y tomar sus propias medidas.

Foto 2
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Fuente: Recopilación sobre las Instituciones Militares de Flavio Vegecio Renato.

Foto 1: Numancia, CC4 by Franciscojhh
Foto 2: Roman legion atattack, CC3 by MatthiasKabel.

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Miembro de Divulgadores de la Historia.

Miembro del grupo de recreación historica Barcino Oriens. (Legio II Traiana Fortis, Ludus Gladiatorius Barcinonensis, Ornatrices Barcinonensis).








viernes, 22 de febrero de 2019

LA MONARQUÍA: LOS REYES DE ROMA.

LA MONARQUÍA: LOS REYES DE ROMA.


Rómulo

Numa Pompilio, el Piadoso.

Tulio Hostilio, El Religioso.

Anco Marcio, el Construcción.

Tarquinio el Antiguo, El Advenedizo.

Servio Tulio, el Constituyente

Tarquinio el Soberbio.

753 a.C. – 509 a.C.




miércoles, 20 de febrero de 2019

COLLEGIA ARTIFICUM VEL OPIFIEUM. (Colegios de artes y oficios).


El espíritu de organización social y del trabajo era formidable en el pueblo romano. Eso, la religión y la ayuda mutua es, para mí, la causa del nacimiento de los Colegios, entre ellos las corporaciones de trabajadores. El mismo Catón da testimonio que aún en las explotaciones agrarias sólo se ejercía en forma de economía cerrada. Ya en el siglo II a.C. aparecen varias formas de organización del artesanado romano. Los orígenes de las corporaciones de trabajadores, como tantos otros, aparecen velados por la leyenda. Unos dicen que fue Numa Pompilio quien distribuyó al pueblo por oficios y artes, otros que los Colegios datan de la época de Servio Tulio. Aunque probablemente estos surgieron por espontaneidad, los gremios eran una forma de salvaguardar la fuente de trabajo y por ello de ingresos.

Lo que parece seguro es que durante el final de la República algunos de ellos derivaron en organizaciones poderosas a tener en cuenta. Tanto es así que en el siglo I a.C., la ley Iulia abolía los Colegios y «sodalitia»; pocos años después Julio César los restauraba el 59, para volver abolirlos de nuevo tres años después. Esta ley distinguía entre varios tipos de organizaciones:

* Collegia compitalitia. — Al parecer estos eran ni más ni menos que cofradías religiosas donde se agrupaba la plebe romana, probablemente por barrios. Se reunían para celebrar fiestas en honor a sus dioses Lares y protectores, con ofrendas, sacrificios, banquetes y libaciones.

* Sodalitates sacrae. — En origen también religiosas, que agrupaban a los patricios o a los adinerados en el culto de ciertos dioses. Mezclaban los rituales religiosos con otro tipo de celebraciones. Catón explica los banquetes que celebraba con sus «sodales» (camaradas) en los años de su juventud. Algunas «sodalitates sacrae» fueron transformándose en asociaciones que, aprovechándose de un régimen de absoluta libertad, se convirtieron en uno de los más poderosos aliados para conquistar el poder. Derivaron en organizaciones políticas con hombres coincidentes en conveniencias. Su participación en la vida política activa fue muy intensa. No dudaban en organizar alborotos o motines. La ley Iulia no tuvo efecto más que aparente, de alguna manera siguieron subsistiendo enmascaradas en algún otro tipo de asociación, como por ejemplo asociaciones religioso-funerarias. En mi opinión personal la prohibición de estos Colegios fue provocada en parte por la conjuración de Catalina pues muchos de estos apoyaron al conspirador.

* Collegia artificum vel opifieum. — Eran Colegios puramente profesionales, a los cuales hace alusión la ley Iulia al proscribir las demás asociaciones. El régimen de total libertad se acabó al final de la república. Esta ley los permitió subsistir pero con el control y la autorización del estado. El poder romano recelaba de todo tipo de organización por lo que fueron sometidos a una reglamentación estricta.


FOTO 1.



Los colegios de profesionales necesitaban autorización del Emperador o del Senado para su existencia. De esa manera estas organizaciones fueron dejando de ser solo una unión de artesanos o profesionales que defienden intereses propios, basados en la solidaridad entre iguales en una unión directa y natural y se fueron convirtiendo en una fuerza y un elemento del poder del Estado.

Emperadores como Trajano favorecieron a los Colegios que se dedicaban solo a la actividad profesional, que no pretendían otra cosa que defender intereses mutuos, y les concedió privilegios y los dejó extenderse por las provincias. Esta estrategia era otra de las que utilizaba Roma para la centralización y la romanización de los territorios del Imperio.

El estado tenía la capacidad de disolver cada una de estas organizaciones si sobrepasaban su actividad pero en cuanto a la estructura de gobierno estos Colegios se ordenaban como libremente creían sin más límite que el derecho púbico romano. Decidían internamente: las normas o estatutos de entrada, permanencia y expulsión; el régimen de gobierno; los fines de la asociación; las relaciones entre los miembros, y los días de celebración.

Los cargos eran normalmente elegidos en elecciones internas. Como hemos dicho estas organizaciones al gozar de libertar organizativa eran heterogenias pero tenían algunos rasgos comunes en sus gobernantes: los «principales», nombrados por cinco años o a perpetuidad; los «curatores», que administraban el patrimonio y realizaban las medidas de interés general; los «arcarii», controladores de las cuentas; los «syndicus», representantes legales ante los tribunales; los «cuestores», encargados de cobrar las cuotas o cualquier otra fuente de ingresos, y, ¿cómo no?, el «Patrón», el jefe de la corporación y representante ante los poderes públicos.

Normalmente celebraban sus reuniones en una sede propia por lo general edificada a cargo del tesoro de la organización. Todo indica que la ley Iulia, de la que solo conocemos referencias, limitaba las reuniones a como mucho una al mes. Anteriormente se convocaban con mayor periodicidad, pero la excesiva frecuencia con que se reunían despertaba las sospechas del poder establecido, siempre temeroso a las conspiraciones. Los temas y resoluciones se adoptaban por mayoría al igual que se hacía con los nombramientos. Decir también que los Colegios tenían personalidad jurídica, pudiendo comprar, vender, contratar o adquirir obligaciones como entidad y ejercer acciones para defender sus intereses ante la administración y los tribunales.


Un tipo especial de estos colegios eran los públicos, evidentemente dependían del estado pues sus profesiones eran indispensables para el funcionamiento de este. Por ejemplo los Colegios de: «navicularii», transportistas de productos esenciales, sobre todo trigo; «nautae Tiberini», pertenecientes a la flota del Tíber y del puerto fluvial de Emporium; «pistores», panaderos, o «porcinarii», carniceros de cerdos, entre otros. Estos agremiados tenían ventajas como por ejemplo no pagar o pagar menos impuestos. Sin embargo estos se encontraban ligados a su oficio sin que pudieran dejarlo bajo ninguna circunstancia.


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Como es de esperar estos Colegios abarcaban todos los sectores económicos de Roma. En lo que hace referencia a la alimentación había una multitud de especialidades entre ellas los que vendían mercancías como frutas, «fructuarii», o sandías, «peponarii», hasta gentes que trabajaban la tierra y luego exponían sus propios productos, «olitores» u hortelanos, o aquellos que pescaban y vendían lo que pescaban, piscatores. También había especialidades más técnicas como; los «vinarii» ambulantes que con los carros llenos de barriles y ánforas vendían sus vinos o los «thermopolae» que servían agua y vino a la temperatura deseada. Sin olvidar los reposteros, «siliginarii», o confiteros, «pastillarii». En cuanto al comercio de lujo estaban los fabricantes de perfumes y los drogueros, «pigmentarii»; los fabricantes de espejos, «speculari», o los talladores de marfil, «eborari». En las profesiones relacionadas con lo textil se separaba la fabricación de la venta de y de esa manera estaban los «lintarii», artesanos del lino o los «vestiarii», que elaboraban vestidos. También hemos de nombrar todas las industrias relacionadas como los lavanderos, «fontani», o tintoreros, «tinctores». También abundaban los oficios en los que el fabricante y el vendedor eran la misma persona como por ejemplo los artesanos de la piel, «pelliones», o los ebanistas, «citrarii». No olvidemos tampoco los oficios de la construcción como albañiles, «structores», o carpinteros, «fabri tignarii». Por último nombraré alguno relacionados con el transporte como los muleros, «muliones», o los carreteros, «catabolenses».

Como he recordado el fin mutualista, unido al religioso, es seguramente el móvil principal que impulsó, en su origen, a los Colegios de artesanos. Si estos se basaban en la confraternidad, libres de toda injerencia en la política, eran mirados con simpatía por las clases dirigentes del estado romano. Con la evolución de los Colegios, parece ser que el espíritu de hermandad se fue templando por la acción del estado. Aun así es de suponer que, dentro de los mismos, siguiesen subsistiendo éstos a manera de sociedades de socorros mutuos, sobre todo para los riesgos de enfermedad y de muerte. Si bien en nuestros días estos temas son importantes en aquella época era algo que ocupaba una de las prioridades de cualquier ciudadano o trabajador. 


Escrito por Ángel Portillo.

domingo, 17 de febrero de 2019

LOS OLVIDADOS DE ROMA. La trilogía la vida de Aurelio.


LOS OLVIDADOS DE ROMA.


Hola amigos de Roma. hola amigos del Mediterráneo, para muchos el mar de las culturas.
¿Qué era un olvidado?
¿Qué es la NO traducción?

La trilogía la vida de Aurelio.
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LIGNVM en TAPAE (durante el 2019).

LIGNVM en ROMA (en marcha, 2020).




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viernes, 15 de febrero de 2019

VIDA MILITAR: ENTRENAMIENTO DE LOS JÓVENES RECLUTAS.


USO DEL ESCUDO (SCUTUM) ESPADA CORTA (GLADIUS) Y DEL PALO.

«Estamos informados por los escritos de los antiguos que entre sus otros ejercicios se contaban los de guarnición. Daban a sus reclutas escudos trenzados de sauce, el doble de pesados de los que solían emplear en el servicio real, y espadas de madera del doble de peso que las normales. Se ejercitaban con ellos en el palo tanto por la mañana como por la tarde.»

Parece ser que estos ejercicios fueron introducidos por Cayo Mario cuando reformo el ejército. Era una técnica que utilizaban los gladiadores y con la cual lograban mucha destreza en el uso de las armas, tanto defensivas como ofensivas. Los instructores tenían el convencimiento de que ningún recluta que no tuviera habilidad en estos ejercicios sería útil en batalla contra un hipotético enemigo. De esa manera los hombres se entrenaban con estos elementos (recordemos que el doble de pesados que las armas oficiales) y con un palo de la envergadura de un hombre. Apuntaba y daba golpes a la altura de la cabeza, a la del estómago o a los lados o intentando simular el cortar los tendones de las piernas o muslos. Se les instruía también en avanzar y retirarse, a encontrar el momento perfecto para el combate cuerpo a cuerpo y a no abrir la guardia antes de tiempo.


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NO CORTAR, SINO DAR ESTOCADAS CON LA ESPADA.

«Se les enseñaba, igualmente, a no cortar, sino dar estocadas con sus espadas. […] Un ataque con los filos, aún los hechos con mucha fuerza, raramente mata, pues las partes vitales del cuerpo están defendidas tanto por los huesos como por la armadura. Por el contrario, una estocada, con que penetre dos pulgadas, es generalmente fatal.»

Este fue el método con el que luchaban principalmente los romanos y ese era el motivo de la elección del gladius: un arma corta de unos 60cm, que si bien tenía doble filo, su verdadero peligro estaba en su bien afilada punta. Añadir a eso que si se da una estocada se evita levantar en demasía el brazo del arma y no se expone el lado derecho. La estocada es mucho más rápida de realizar que un corte y la exposición al peligro mucho menor, pudiendo retirar la mano tras el escudo con mucha rapidez. Para entrenar este movimiento a los reclutas se les entrenaba con la anterior citada espada de madera de doble peso, cuando lo hacían con el gladius reglamentario la velocidad del movimiento se incrementaba. 




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EL USO DE ARMAS ARROJADIZAS.

«Junto al antedicho ejercicio de los reclutas en el poste, se les proporciona jabalinas de más peso que las normales, con las que son enseñados a arrojarlas al mismo poste.»

Parece ser que los legionarios disponían de dos jabalinas (pila, pilum en singular) que arrojaban contra el enemigo cuando este se lanzaba a la carga. Uno era pesado y de alcance corto y el otro algo más ligero y con algo más de alcance (30 o 40m). Los maestros de armas utilizaban de nuevo una jabalina del doble del peso para fortalecer el brazo y convertir al soldado en un buen tirador.

EL USO DEL ARCO.

«Un tercio o un cuarto de los soldados más jóvenes y capaces deben también ejercitarse en el poste con arcos y flechas construidos expresamente con este propósito. »

Se pretendía enseñar también a los hombres a coger el arco en la posición adecuada, a tensarlo con firmeza y fuerza para mantenerlo estable, a tirar acertadamente dejando ir los dedos de la mano derecha y a dirigir su atención a su objetivo. Para eso se necesitaba mucha dedicación, ejercicio diario y práctica. Escipión el africano expone que el uso de estas unidades le ayudó a acabar con los numantinos, los cuales habían derrotado siempre a las legiones romanas.

LA HONDA.

«Se debe instruir a los reclutas en el arte del lanzamiento de piedras tanto a mano como con honda. Se dice que los habitantes de las islas Baleares han sido los inventores de la honda, y que su sorprendente destreza en el manejo la debían a la forma de enseñar a sus niños. Sus madres no les permitían coger su comida si antes no la habían derribado con sus hondas.»

A pesar de la armadura defensiva las piedras lanzadas por las hondas mataban a más hombres que las flechas. Estas matan sin lacerar el cuerpo y solo la contusión ya podía ser mortal. Estas armas eran especialmente efectivas cuando se lucha en poblaciones, se defendía una posición o se rechazaba a un enemigo desde una posición defensiva.

ENSEÑAR EQUITACIÓN.

«Los antiguos obligaban estrictamente, tanto a los veteranos como a los reclutas, a la práctica constante de la equitación.»

Los legionarios tenían que ser diestros también en montar a caballo. Con este propósito disponían de caballos de madera. A los jóvenes soldados se les enseñaba a saltar sobre ellos, al principio sin armas y luego completamente armados. Tenían que aprender a montar con las espadas empuñadas o con lanzas en las manos.

LLEVAR CARGAS.

«Acostumbrar a los soldados a llevar cargas es también parte esencial de la disciplina. A los reclutas, en particular, se les debe obligar frecuentemente a llevar un peso de no menos de sesenta libras (casi 20Kg) y marchar con ellos en las filas.»

Ese era el motivo por el cual las legiones romanas del alto Imperio fueran llamadas las mulas de Mario. El llevar esta carga hacía que las legiones se desplazaran con más rapidez. Además, en las expediciones de guerra, a menudo se hallaban en la necesidad de llevar sus provisiones y sus armas. Con este entrenamiento se les hacía todo más fácil. Los mandos daban mucha importancia a esto y lo entrenaban sin discontinuidad.

miércoles, 13 de febrero de 2019

VIDA CIVIL: ÓRGANOS DE GOBIERNO EN ROMA.

VIDA CIVIL: ÓRGANOS DE GOBIERNO EN ROMA.
La monarquía.
Magistrados de la república.
Cuestor.
Edil.
Pretor.
Cónsul.

Cursus Honorum.



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domingo, 10 de febrero de 2019

VIDA CIVIL: CREENCIAS E HISTORIAS CURIOSAS.

VIDA CIVIL: CREENCIAS E HISTORIAS CURIOSAS.

LOS PULPOS.

Los pulpos poseen un estómago formidable y no tienen rival a la hora de comer cualquier cosa. Con frecuencia, no se privan ni de comerse unos a otros. Así, el ejemplar más pequeño, cuando es capturado por otro más grande y cae en sus poderosas redes —tentáculos se llaman— acaba convertido en su almuerzo. Los pulpos acechan a los peces de la siguiente manera: se sitúan bajo las rocas y se transforman hasta adquirir el color de estas, de manera que parecen poseer la misma naturaleza que las piedras. Así, los peces se acercan a los pulpos nadando en la creencia de que son una roca. Entonces los pulpos los capturan, desprevenidos, con sus propias redes, los tentáculos.


LAS RANAS EGIPCIAS.

Las ranas egipcias constituyen un linaje verdaderamente astuto. Y, en efecto, superan con mucho a las demás ranas. Pues cuando una rana tropieza con una culebra de agua en el Nilo, corta con los dientes un trozo de caña, lo coge transversalmente, lo sujeta con fuerza y por nada del mundo lo suelta. La serpiente es incapaz de devorar la rana que sujeta la caña porque su boca no puede tragarse todo el largo de la caña. Y de esta forma, las ranas derrotan con su astucia a la fuerza de las culebras.

PERROS EGIPCIOS

Aquella otra costumbre de los perros egipcios también es una muestra de astucia. No beben del río en manada, con tranquilidad y libertad, agachados y lengüeteando hasta saciar su sed, pues temen a las bestias que viven en el río. Van corriendo por las orillas y, a hurtadillas, beben cuanto pueden coger; y así una y otra vez. Y así se van saciando poco a poco pero sin perder la vida y, además, consiguen aplacar su sed.

LOS JABALÍES.

Los jabalíes no desconocen ni la medicina ni sus remedios. Éstos, cuando sin darse cuenta comen beleño (flor de la muerte o adormidera de zorra), quedan paralizados en sus cuartos traseros y pierden sus fuerzas. Y no obstante, a rastras, son capaces de llegar hasta un curso de agua donde capturan cangrejos que comen con voracidad. Esos cangrejos se convierten en el fármaco de sus males y así recobran de nuevo la salud.

El LEÓN

Cuando un león está enfermo, nada le causa mejoría. El único remedio contra la enfermedad es devorar un mono.



LOS CRETENSES Y LAS CABRAS

Los cretenses son expertos arqueros y alcanzan con sus flechas las cabras que pastan en lo alto de los montes. Pero las cabras que han sido heridas van, inmediatamente, a comer de una hierba llamada díctamo (su aceite tiene efecto purgante); tan pronto como la han probado, todas las flechas que tuvieran clavadas se caen.

LOS RATONES

Ciertamente, los ratones son los animales con mayor capacidad profética. Pues ellos son los primeros en darse cuenta de que una casa está vieja y a punto de caerse. Abandonando las ratoneras que habían ocupado hasta entonces, huyen a toda velocidad y cambian de casa.

LAS HORMIGAS.

Las hormigas, según he oído, también tienen ciertas dotes proféticas. Pues cuando se avecina un período de hambre, se muestran extraordinariamente afanosas en atesorar y en guardar para ellas los trigos y otras semillas que constituyen su alimentación.



VIDA RELIGIOSA: DIOSES DE ROMA.

VIDA RELIGIOSA: DIOSES DE ROMA.




Dioses Indigetes.
Dioses inferiores (inferni).
Dioses menores.
Dioses celestiales.
Dioses Consultores.
Dioses Involutos.
Dioses Selectos.

Fuente: Diccionario de la Religión Romana de José Contreras, Gracia Ramos y Inés Rico.

domingo, 3 de febrero de 2019