«El nacimiento de trillizos está confirmado por el ejemplo de los Horacios y los Curiacios (los tres hermanos Horacios, de Roma, se enfrentaron con los Curiacios, de Alba Longa, y los derrotaron). Por encima de prodigiosos ese número, se tiene entre los hechos extraordinarios, excepto en Egipto, donde el beber agua del río Nilo produce fertilidad. Más cerca, en los últimos días del Divino Augusto, una tal Fausta, plebeya de Ostia, al dar a luz a dos niños y otras tantas niñas, presagió sin duda el hambre que vino a continuación. Se informa también que, en el Peloponeso, una mujer dio a luz cuatro veces quintillizos, y que la mayoría de todos sus partos vivió. Afirma Trogo (historiador de la época de Augusto) que, en Egipto, incluso de un solo vientre, nacen siete al mismo tiempo.»
|
Foto 1 |
Plinio nos cuenta que Pompeyo Magno adornó su magnífico teatro con trabajos de famosos artistas, entre estos grabados se lee que, en Tralles, Eutíquide fue depositada en la pira funeraria por veinte hijos, después de haber tenido treinta partos. Como dato curioso dice que el emperador Claudio aseguró que en Tesalia un hipocentauro murió el mismo día de su nacimiento, y que en sus tiempos se conservaba uno de ellos en miel que le habían traído de Egipto. En su escrito de la historia natural nos indica que algunos partos indican desgracias, sirva como ejemplo que al iniciarse la guerra mársica (la Guerra Social, 91-88 a. C.), una esclava parió una culebra. Entre otros está, también, el de un recién nacido de Sagunto que, el año en que la ciudad fue destruida por Aníbal, volvió al vientre de su madre nada más nacer (La destrucción de Sagunto tuvo lugar el 218 a. C. Son muy numerosos los prodigios que se relacionan con las Guerras Púnicas).
Plinio dice que la transformación de mujer en hombre no es cosa de mitos. Encontramos en los Anales que, en Casino, durante el consulado de Publio Licinio Craso y Gayo Casio Longino (171 a.C.), hubo un caso de muchacha bajo la potestad paterna, que se convirtió en niño, y por orden de los arúspices fue deportado a una isla desierta.
«En los partos de gemelos pocas veces sobreviven tanto la madre como los hijos, a no ser que viva uno solo; y si son de distinto sexo, es todavía menos frecuente que sobrevivan los dos. Las niñas nacen más rápidamente que los niños, del mismo modo que envejecen más rápidamente. En el vientre de la madre, los niños se mueven más y se llevan casi siempre en la parte derecha, las niñas en la izquierda.»
Entendamos en esta cita el prejuicio de esa época hacia las mujeres, los niños se mueven más pues son más fuertes y están a la derecha y no a la izquierda. Este último lado no era bien visto hasta hace bien poco.
Según el autor los demás seres vivos tienen un tiempo determinado para la gestación y para el parto. Los humanos nacemos durante todo el año y con una cierta flexibilidad en el tiempo de gestación: siete, ocho o incluso se había oído que once meses.
«Antes del séptimo mes nunca es viable. En el séptimo mes tampoco nacen, a no ser que hayan sido concebidos la víspera o al día siguiente del plenilunio, o en el interlunio. Según la tradición, en Egipto se nace en el octavo mes y, ciertamente, tales partos son viables ya incluso en Italia, contra la opinión de los antiguos. Esto varía de muchos modos. Vistilia, esposa de Glicio y, después, de Pomponio y Órfito, ciudadanos muy ilustres, tuvo de ellos cuatro hijos, siempre en el séptimo mes; dio a luz a Suilio Rufo en el undécimo, a Corbulón, en el séptimo, ambos cónsules, y después a Cesonia, esposa del príncipe Gayo, en el octavo. Para los que nacen dentro de estos meses, el mayor peligro es hasta los cuarenta días; en cambio, para las embarazadas, el peligro está en los meses cuarto y octavo y, en ellos, los abortos son mortales.»
Plinio asegura que en cuanto se concibe un varón las mujeres tienen dolores de cabeza, vértigos, mareos, repugnancia a según qué comidas y náuseas, y que la gestación de un niño da mejor color de piel y un parto más fácil. Indica que el bebé se moverá a los cuarenta días. Todo lo contrario si es una niña: peso insoportable, hinchazones en las piernas y en la ingle y que los movimientos se realizaran a partir de los noventa días.
Por último unas consideraciones por parte del autor de Historia Natural:
«La mayor debilidad, cualquiera que sea el sexo, se produce al brotar el pelo en el feto y en el plenilunio; ese tiempo perjudica mucho a los recién nacidos y, sobre todo, a los niños pequeños, Y hasta tal punto repercute en las embarazadas la manera de andar y todo lo que se pueda decir, que, las que toman comidas demasiado saladas, dan a luz a niños que no tienen uñas y, si respiran, paren con más dificultad. Un bostezo durante el parto es mortal, así como es abortivo haber estornudado después del coito.»
|
Foto 2 |
______
Escrito por Ángel Portillo.
Fuente: Historia Natural de Plinio El Viejo.
Historia Natural de Plinio El Viejo.