domingo, 11 de noviembre de 2018

VIDA CORRIENTE: LA PRUDENCIA AL ELEGIR PRETENDIENTE.



Ovidio aconseja a los jóvenes cómo deben cuidarse para atraer a sus amadas, despreocupándose de lo superficial, como es rizarse el pelo y quitarse el vello, pero recomendando buscar un buen barbero pues ha de mostrarse aseado pero no ha de ser vanidoso. El cuidado en demasía era para él una mala cualidad en un hombre. Contra ese peligro advierte a las jóvenes romanas. Aconseja sobre los peligros de elegir a un hombre demasiado presumido:

Evitad a los hombres que hacen ostentación de su elegancia y galanura, y colocan cada cabello en su sitio. Las palabras que os dicen a vosotras, se las dijeron a otras mil mujeres: su amor va de acá para allá y en ningún lugar se detiene. ¿Qué va a hacer una mujer cuando su amante tiene la piel más suave que ella misma y hasta puede tener más pretendientes que ella?

En su paternalismo también las advierte de que algunos de estos hombres, además de su por así llamarlo defecto, se entregan a la galantería con oscuros deseos:

Los hay que se introducen bajo capa fingida de amor y, luego de abordarte así, buscan obtener ganancias vergonzosas. Y no os engañe una cabellera abrillantada con perfume de nardo ni la diminuta lengüeta de su zapato atada conforme a sus propios pliegues, ni os dejéis embaucar por una toga de tela finísima, ni porque el individuo lleve uno y más anillos en los dedos. Quizá el más elegante de todos esos es un ladrón y está obsesionado con robarte tu vestido:
—Devuélveme lo que es mío— gritan a menudo las jóvenes al verse despojadas
Y en todo el foro resuena su voz:
—Devuélveme lo que es mío. Y tú, Venus, desde tu templo, que resplandece por la abundancia de oro, contemplas sin inmutarte tales querellas.


Afirma que si una joven trata con un hombre de mala reputación acabará adquiriendo su aura y perderá su honra:

Hay también algunos hombres malditos por su fama bien ganada; las engañadas por muchos de ellos heredan la reputación de su amante. Aprended de las quejas de otra a temer por las vuestras; que vuestra puerta no esté abierta al hombre falaz.

Por último, les advierte como actuar contra los mentirosos:


Si os hacen muchas promesas, prometed con otras tantas palabras, y si llegaran a cumplirlas, otorgadles también vosotras los placeres que les habéis prometido.


Autor: Ángel Portillo.
Fuente: El Arte de Amar de Ovidio, Libro III.
Foto. Dominio público, portal Pixbay.


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