El aceite de oliva tenía varios usos: se usaba para ungir el cuerpo después del baño; como base de los perfumes pues los romanos no conocían la destilación mediante el alcohol; se quemaba en las lámparas; elemento primordial en la alimentación, y, por último, uso medicinal. A este último punto dedicaremos las siguientes líneas.
ACEITE DE OLIVA.
El mejor para el uso de la salud es el triturado antes de madurar la aceituna. Y de éste es mejor el reciente, no picante, oloroso. Tal es útil también para la preparación de los perfumes. Es también estomacal por astringir, comprime las encías y refuerza los dientes si se mantiene en la boca, y reprime el sudor. El bastante graso y viejo es muy adecuado para el uso de los fármacos propios para aflojar. Todo aceite comúnmente es calorífico y emoliente (ablandador) de la carne, preserva los cuerpos del frío y los hace más dispuestos para la actividad.
Es también bueno para el vientre, emoliente y debilita los poderes de los fármacos ulcerantes. Bebido y vomitado continuamente, se administra contra los venenos. Si se bebe, como una cotila (0,250 litros), con una cantidad igual de zumo de cebada mondada o con agua, purga. Y bebido caliente tras hervirlo con ruda, en cantidad de seis cíatos (0,270 litros), se administra útilmente contra los retortijones de tripa y expulsa las lombrices; se echa lo mismo por clíster (lavativa) a los que padecen íleo. El aceite viejo es más calorífico y más diaforético (provoca el sudor), y como unción clarifica la vista. Si no hay aceite viejo, debe imitarse de la manera siguiente: decantando en una vasija el mejor aceite del que haya, cuécelo hasta que adquiera el espesor de la miel, y úsalo, pues aporta la misma virtud que el antedicho.
El aceite de la aceituna silvestre es más astringente y es inferior para el uso en salud. Contra el dolor de cabeza se aplica en lugar del aceite de rosas. Contiene el sudor y la caída del cabello. Limpia también caspas, usagre, sarna y lepra. Aplicado como ungüento cada día, se encanece tardíamente.
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El aceite se blanquea de la manera siguiente: toma del de color blanco, de no más de un año, la medida de cien cotilas (25 litros), y viértelo en una vasija de barro nueva, de boca ancha; después, colocándolo al sol, revuélvelo con una cuchara, cada día, por el medio, haciéndolo caer desde lo alto, para que con la agitación continua y con el golpe se altere y engendre espuma.
Al octavo día, poniendo en infusión, en agua caliente, cincuenta dracmas (225 gr.) de fenogreco limpio, cuando esté blando, sin exprimir el agua, échalo al aceite antedicho; añade además el mismo peso de tea de pino, lo más grasa posible y dividida en pequeñas astillas, y así deja pasar otros ocho días. Después de esto, remueve el aceite con la cuchara; por lo demás, si estuviera logrado el resultado, trasegándolo a una vasija nueva, previamente lavada con vino viejo, guárdalo, extendiendo antes en el fondo once dracmas (49,5 gr.) de corolas de meliloto, e igual de iris. Si no estuviera blanco, debe ponerse de nuevo al sol y debe obrarse igual, hasta que se vuelva blanco.
Es posible también, del aceite antedicho, hacer el aceite sicionio, de la manera siguiente: en una caldera de cobre estañada, de boca ancha, se vierte un congio (3,24 litros) de aceite nuevo blanco de olivas verdes y medio congio (1,62 litros) de agua, cuécelo a fuego lento, removiéndolo con suavidad. Cuando hayan pasado dos hervores, retíralo del fuego y, una vez frío, saca con una cuchara el aceite que sobrenada, el cual, luego, añadiéndole otra agua fresca, hiérvelo de nuevo; y, hecho lo demás, como ya se ha indicado, guárdalo. Se hace esto principalmente en Sicionia (ciudad del Peloponeso), por lo que se le llama sicionio. Tiene virtud algo calorífica. Es conveniente en las fiebres y para los padecimientos de nervios. Lo echan también las mujeres en el rostro, para hacerlo brillar.
El aceite que se rae de los baños tiene virtud de calentar, de ablandar, de resolver, y, en ungüento, la tiene para las grietas del ano y condilomas. El que se coge del polvo de las palestras, semejante a lodo, si se pone como emplasto, es útil en las retorsiones de las articulaciones; y, aplicándolo caliente, a modo de emoliente o de fomento, para la ciática. Y la costra de las paredes de los gimnasios y la de las estatuas calienta y resuelve los tumores difíciles de madurar, y es conveniente para desolladuras y llagas viejas.
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ACEITE DE ALMENDRA
El aceite de almendras, se hace del siguiente modo: después de limpiar cuatro quénices (4 litros aprox.) de almendras amargas y de secarlas, májalas ligeramente en el mortero con una mano de madera, hasta que se haga pasta y, vertiendo en ello dos cotilas (0,5 litros) de agua que hierva, déjalo impregnarse media hora, a partir de ese momento macéralo de nuevo con más vehemencia. Luego, presionándolo contra una tabla, exprímelo, y lo que salga de entre los dedos recógelo en una concha. Después, de nuevo, echando una cotila (0,25 litros) de agua en lo estrujado y dejándolo embeberse, haz lo mismo. Cuatro quénices (4 litros) dan una cotila (0,25 litros) de aceite.
Obra contra dolores de matriz, sofocaciones histéricas y desplazamientos e inflamaciones de esas mismas partes; también contra cefalalgias y contra dolores, ecos y zumbidos de oídos. Beneficia también a los que padecen mal de riñón, disuria, litiasis, asma y mal del bazo. Y elimina las manchas del rostro, efélides, arrugas, mezclado con miel, con raíz de lirio y con cerato de alheña o de rosa. También es curativo de la ambliopía. Con vino, limpia usagres y caspas.
ACEITE DE BELLOTA
De manera semejante se hace el de bellota. Tiene virtud de limpiar manchas, pecas, barros, cicatrices negras, de ablandar el vientre. Es enemigo del estómago. Instilado con sebo de ganso, es conveniente contra las otalgias, ecos y zumbidos de oído.
De modo igual a lo antedicho, se prepara el aceite de sésamo procedente del sésamo, y el aceite de nuez exprimido de las nueces. Tienen la misma virtud que el de bellota.
De modo igual a lo antedicho, se prepara el aceite de sésamo procedente del sésamo, y el aceite de nuez exprimido de las nueces. Tienen la misma virtud que el de bellota.
Fuente: La Vida en La Antigua Roma de Johnston W Harold y Plantas y Remedios medicinales - Libros I-III de Discorides.
Foto 1: Aceite, dominio público, portal Pixbay.
Foto 2: Aceites esenciales, dominio público, portal Pixbay.
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YouTube: Ángel Portillo Lucas.
Miembro de Divulgadores de la Historia.
Miembro del grupo de recreación historica Barcino Oriens. (Legio II Traiana Fortis, Ludus Gladiatorius Barcinonensis, Ornatrices Barcinonensis).
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