sábado, 12 de octubre de 2019

LOS SALIOS Y LOS ANCILES (MARS).


FERIAE MARTI, Kalendis Martiis. Día de nacimiento de Marte.

Los Salios (Salii). Colegio sacerdotal instituido por Numa Pompilo, segundo rey de Roma, para la custodia de los Anciles. En un principio fueron doce, llamados Palatinos, a los que Tulio Hostilio, tercer rey, añadió doce más, que recibieron el nombre de Colinos (o Agonenses); los primeros estaban consagrados a Marte y los segundos a Quirino. El colegio lo presidía un magister. Había también un praesul, o primer danzante, y un uates, jefe del coro. El nombre lo tomaban de lo que es más característico de su ritual: la danza.

El 1 de marzo, vestidos conforme lo exigía el ritual, sacaban los Anciles y recorrían la ciudad, deteniéndose en los lugares consagrados para ejecutar su danza, en la que reproducían los movimientos del praesul, con un ritmo en tres tiempos (tripudio), y saltaban y golpeaban con un bastón corto los escudos sagrados, a la vez que, siguiendo al uates, entonaban su himno. Este, atribuido a Numa Pompilo, comprendía invocaciones colectivas e individuales a los dioses y terminaba con una mención a Mamurio Veturio (divinidad enigmática, que tal vez represente al demonio de invierno, su nombre se interpretaría como el viejo marzo al que se expulsaba de Roma en la fiesta de las Mamurales). Su lenguaje arcaico y oscuro hacía que el texto fuera ininteligible, incluso, para los mismos Salios.

Se ha conservado lo que parece ser el comienzo del mismo:
“Cantad al padre de los dioses,
suplicad al dios de los dioses; cuando tú,
Lucetio, truenes, ante tu presencia retumban...”

Al caer la tarde, guardaban los Anciles y celebraban un festín, cuya opulencia se hizo proverbial. 

Statue de Mars ornant la Porte de Paris à Lille, dominio público.

En sus ritos llevaban el siguiente vestuario: túnicas bordadas de purpura, ajustadas por un cinturón militar de bronce, coraza del mismo material, gorros redondos terminados en una borla (apex); ceñían espada y en la mano derecha empuñaban una lanza o daga corta, o el bastón con que golpeaban los escudos. Esta ceremonia volvían a repetirla en octubre, con lo que sus ritos tenían el significado de abrir y cerrar la, por así decirlo, estación guerrera (de marzo a octubre).

Los Anciles eran escudos sagrados que se guardaban en la Curia. Según la leyenda, Júpiter, desde el cielo, había enviado a Numa Pompilo un escudo perteneciente al mismísimo dios Marte como garantía del poderío del pueblo romano. El escudo era de bronce, de pequeño tamaño, ovalado, recortado en la mitad por ambos bordes, lo que le daba forma de un violín, por lo que le llamaron ancile, (cortado por los dos lados). Como la suerte de Roma estaba unida a la del escudo, para evitar que fuera robado, el rey encargó que se construyeran otros once iguales al que había caído del cielo. El artesano encargado realizó tan maravillosamente su trabajo que, a partir del momento en que fue mezclado el original con las copias, resultó irreconocible. Numa eligió a doce jóvenes patricios, sobresalientes en virtud y hermosura, para que fueran los guardianes de los escudos. Se decía que estos escudos se agitaban por si mismos para avisar que se acercaban momentos de peligro para Roma.


El nombre de marzo fue dado en honor a Marte, dios de la guerra de los romanos. Lo consideraban un dios omnipotente por su gran poder y fuerza. Era hijo de Júpiter y de Juno. Se le representaba como a un guerrero con armadura y con un yelmo encrestado. El lobo y el pájaro carpintero eran sus símbolos. En su mano derecha empuñaba una poderosa lanza, mientras que con el brazo izquierdo sostenía alzado un luciente escudo.

Los soldados, antes de entrar en batalla, invocaban a Marte y para determinar los augurios de éxito o fracaso en la lucha que su dios les brindaría, le consagraban unas gallinas dándoles trigo, a las cuales observaban atentamente, si se lo comían o lo rehusaban. Dependiendo de los resultados, obtendrían la victoria o el fracaso en el combate.


Fuente: Diccionario de la religión romana de José Contreras Valverde, Gracia Ramos Acebes e Inés Rico Rico.

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Ángel Portillo autor de:
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Miembro del grupo de recreación historica Barcino Oriens (Legio II Traiana Fortis) y Miembro de Divulgadores de la Historia.

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